DOMINGO 7: ¡Sonríe!
Cuando se descubran los archivos
secretos transportados por cable submarino a los dominios imperiales de Raúl y
Fidel Castro, la pieza increíble sería el contaminante de vudú cubano inyectado
al “chip” de fotografías de cada
registro a los que sacaron provecho del régimen bolivariano. El veneno ablandaría a creyentes distraídos,
pero ataría primero, de pies a cabeza, a “boliburgueses”, “narco-militares”,
asalariados de bandas civiles armadas,
corruptos de cualquier índole, y también a los más necesitados de “cédula de
buen vivir”, ayuditas de “barrio adentro”, de “madres del barrio”, “gran misión
vivienda”, u otra “ñinguita” después de horas o días de espera en colas,
incluyendo humillantes antesalas “caza-bobos” de disimulo democrático.
La receta de la “revolución”
comenzaría con lavados de cerebros para negar tradiciones cristianas, y la
racionalidad que separa de los rebaños de animales, seguidos de la penetración inmediata
de la superchería, la sugestión, y el
temor a fetiches, brujerías, a la inoculación de virus mortales, y maldiciones fatales a desertores. Tales
previsiones se reforzarían con la tolerancia de comisiones, sobreprecios,
delitos impunes en suspenso, carguitos en elecciones controladas, y demás
prebendas tangibles para los reacios a tragarse maleficios del siglo XXI.
Aparentemente, toda foto
procesada por sistemas de identificación alguno de República Bolivariana
(“RB”), desde 1998 tendría que calzar obligatoriamente en una plantilla con
código de seguridad, para lograr acceso a una tarjeta como la mostrada arriba. En
el hueco de la cara feliz se coloca el rostro de la persona, y de inmediato caería
dominada por un puño dictatorial y un dedo acusador sobre el hombro, anulando
conciencia y lealtad a familiares, amigos y hasta a la tierra donde se nació.
De allí en adelante, el efecto de la infección se reconocería por la mudez, la
ceguera y sordera a las cadenas de abusos con las que se usurpan poderes, y se
atenta contra la preservación de la paz ciudadana.
Para los fichados a través del hoyo negro de la
felicidad, se consideran inciertas las muertes de estudiantes, el acoso con
perdigones y metras a los manifestantes, las asfixias con gases lacrimógenos,
la cárcel sin procesos judiciales imparciales, el combo de represión corriente
por más de dos meses con decretos que legalizan la violencia oficial. Como si no fuera con ellos, tampoco
padecerían la escasez de alimentos, medicinas, equipos y repuestos de
transporte público, el desbordado costo de la vida, los impedimentos para
adquirir divisas o salir del país, la supresión de libertades fundamentales y
la imposición de una educación orientada a la instalación de la esclavitud
castro-comunista. Ninguno lloraría a un familiar o amigo asesinado en la calle,
o víctima de asaltos o secuestros.
Tal ocurre en las historias de
magia negra, la suerte de los maleficios empezaría a revertirse contra los que
la invocaron; o la artritis senil imposibilitaría desenredar las cuerdas de los
títeres, o se agotó la pegada del puño y del dedo inquisidor. En los últimos
minutos se cuentan incendio de universidades sumados a ataques frontales a importantes
instituciones superiores, así como a colegios privados. El bozal seco de
divisas aprieta sobre mayor número de medios impedidos de informar, mientras a
otros se les persigue judicialmente, y se calla al popular “Plomo Parejo”. Antes,
María Corina Machado fue despojada arbitrariamente de su curul, y se encarceló
al líder Leopoldo López. El miedo y la desesperación a punto de estallar, con añadido
incesante de disparates de enloquecidos desahuciados.
LA VIOLENCIA SIGUE SIENDO EL ARMA DE QUIENES NO TIENEN RAZON. INUTIL PEDIRLES QUE PIENSEN EN LA PAZ, SEGUN DECIA UNAMUNO. rsm
ResponderEliminarApreciado Raúl, la paz es el camino y hay que ir tras ella sin cansancio.
ResponderEliminar