Josué D. Fernández A., comunicólogo

A diario van de mas a menos las expresiones de gratitud, voluntarias y espontáneas. Distracciones por intereses fuera de lugar, unidas a rutinas propias del despertar, restan atención de los humanos a los obsequios ofrecidos desde el amanecer, por generosidad de la naturaleza unos, o por afectos invariables de otros muy próximos a cada quien.   La indiferencia llega hasta  las retribuciones debidas menos costosas, como levantar la vista agradecida hacia el infinito,  o las amables sonrisas para los compañeros que siempre están cerca.  Algo cambió desde la antigüedad, y merece revisión en lo adelante. Antes Ni que decir de las legendarias ofrendas a los dioses antiguos en total extinción, al igual que las creencias sobre su existencia. Sin embargo, algunos restos han quedado en álbumes de escasas visitas, solo para coleccionistas obsesionados con lo que antes pasó. Del resto, resulta frecuente escuchar fósiles idiomáticos de forma automática y leve convicción, por ejemplo, en e

  El rechazo a la borrachera o beodez ocurre cuando de manera individual se desborda, por exceso en el consumo de cualquier agente provocador, y pone en riesgo la armonía del entorno, la vida propia y la de los demás, al calificar como disparate mayúsculo. Pero, a igual nivel de litros tragados en grupo, nada resulta altisonante y todos lloran y ríen por los mismos motivos, por fuera de exigencias de sobriedad de la existencia humana,  donde otros absurdos fluyen normalmente sobre la lógica. Esa muestra de absurdo, de oposición a lo creído racional, entraría en las consideraciones filosóficas del existencialista francés Albert Camus (1913-1960), de quien se cumplen 110 años de su nacimiento en Argelia este 7 de noviembre. El trasfondo de su obra conduciría a "la aceptación de un mundo incomprensible". Antes  "El mito de Sísifo", en ensayo de Albert Camus, según reseñas en la web pintaría un cuadro del absurdismo: "los dioses castigan a Sísifo a empuj