"Porteñidad de Antaño" (Segunda Parte)
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Marbella Díaz Weber |
La veneración a Jehová-Jesucristo se expresa en gran variedad de formas y cultos, con disimiles motivaciones cristianas, aunque ellas anudan a distintos devotos alrededor del mundo. Esta segunda parte de "Porteñidad de Antaño", de la articulista Marbella Díaz Weber, profundiza en personajes y lugares de obras conducidas por misioneros evangelicos trasladados de América del Norte para anclar en Puerto Cabello a orillas del mar Caribe.
En la primera parte de "Porteñidad de Antaño", se hace honor a un notable colectivo de "Amor a Dios"por sobre todas las cosas. https://comunicadorcorporativo.blogspot.com/2025/04/portenidad-de-antano-primera-parte.html
EL COLEGIO EVANGÉLICO
La actual directora académica, prof. Lidya Arnías de Piñero, señaló: “A través de la oración se ha logrado un hermoso sueño acariciado por el trabajo tesonero de grandes maestros, logrando cubrir todas las etapas de la educación, desde preescolar hasta la secundaria”. “Hemos visto grandes recompensas espirituales y académicas durante más de un siglo, gracias al tesón y ejemplo de aquellos primeros misioneros que llegaron de otras latitudes para construir una gran obra”.
La vigente subdirectora del Colegio, prof. Margaret Guanchez de Martínez, apreciada y querida por los alumnos, apuntó: “Nuestra institución es considerada como una de las más antiguas de Puerto Cabello, arribando este año 2025 a los 106 años, donde se han mantenido los lineamientos desde su fundación, los cuales han servido de pilares fundamentales para el avance de la educación que se imparte, cuyo propósito ha sido formar individuos que viajen de la mano de Dios fusionándolos con la calidad de conocimientos, principios y valores”.
Entonces, Jesús dijo a sus discípulos: “A la verdad la mies es mucha, más los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies”. (Mateo, 9:35–38).
Mención especial a los docentes Victoria Chirinos, Nery Rivas, Jackeline Martínez, Alexis Patiño, María León, Ruth Fernández.
SRTA. DONNA J. SLACK
“Cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o padre, o madre, o hijos, o tierras por mi nombre recibirá la vida eterna” (Mateo, 19:29).
A raíz de esta escritura, la srta. Donna Jean Slack dejó su ciudad natal, Jackson, Michigan (USA); después que Don José Turkington le comentara sobre la obra del Señor en Venezuela.
El 03 de mayo de 1974, la srta. Donna llegó al país, siendo recibida por hermanos de la congregación, dirigiéndose a Puerto Cabello, donde el Colegio le esperaba con regocijo, residenciándose en el mismo y ejerciendo una labor educativa-directiva; pronunciando al llegar: “Por fin estoy en casa”.
La maestra Donna aceptó a Cristo tras quedar impactada al descubrir a través de la Biblia su condición como débil pecadora leyendo el valor de la lectura del versículo: “Porque Cristo, cuando aún éramos débiles a su tiempo murió por los impíos” (Romanos, 5:6).
Fue una maestra con aplomo y plena autonomía; a pesar de hacerse acompañar de una palmeta en la Dirección, su corazón estaba lleno de bondad, generosidad y nobleza para escuchar las voces inocentes de los pequeños. Dios la fortaleció en su lucha cotidiana para que el Colegio contara con los seis grados y después el bachillerato completo, así como la expansión de la infraestructura física de una sola planta hasta cuatro plantas.
Dedicó su vida con ahínco a la creciente institución; siendo recibida por la familia Chirinos como una hija más del clan, haciéndose acreedora del amor, el respeto y la distinción, convirtiéndola en “la tía Donna”; familia con la que vivió hasta el fin de sus días. El domingo 17 de junio de 2007, a las 8:50 p.m. partió para irse a la patria celestial, seguro pudo expresar de nuevo: “Por fin estoy en casa”.
PORTEÑIDAD ALEDAÑA AL COLEGIO
A mediados de los años ‘50, la mayoría de los habitantes de Puerto Cabello se concentraban alrededor del centro de la ciudad; los vecinos residentes compartían trato y comunicación con la comunidad evangélica proveniente del Canadá y USA, quienes traían el cometido de difundir el mensaje cristiano.
El frente del Colegio ubicado en la calle Santa Bárbara, era punto de encuentro para el intercambio de relaciones sociales con algunos vecinos de la época muy conocidos, entre los que se encontraban las familias Parada, Amaya, Hernández, la casa de vecindad (propiedad de doña María Rosa D’ Césare), luego venía la casa de la flia. D’ Cesare, seguían las familias Torres Páez, Ravell, Matteo, Sandoval y al final de la calle cruce con la calle Sucre, la Bodega de Ricardo Escalona.
La pequeña puerta lateral de entrada a la infraestructura del Colegio, ubicada en la calle Campo Elías, era la vía de acceso por donde los misioneros entraban para llegar a su morada en la segunda planta.
Otros vecinos que residían en calle Santa Bárbara pero en la acera del frente, eran doña Virginia de Mieres (Albacea del General Bartolomé Salom), la flia. Berrios, don Miguel D’ Guida, sra. Julia Trilla de Perdomo, luego la flia. Perdomo y en la esquina, el edificio de dos plantas, de don Carmelo Servidio.
Playa Blanca era una de las playas más concurridas por los porteños y turistas, teniendo paso por la calle Santa Bárbara; residiendo a un costado de la misma, el sr. Rosario e inmediatamente la flia. La Redonda.
En las tardes, los niños que vivían en los alrededores, se daban cita en la plaza Bruzual, para disfrutar de los columpios, volar papagayos, jugar trompo y metras.
CONTINUARÁ EN UNA TERCERA PARTE...
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