CONCERTINAS

En el 2018, hay que
precisar “Después de Cristo” ya que el relato anterior se situó muy atrás, la tipificación de los seres humanos según lugar de nacimiento o nacionalidad,
estaría en la protección preventiva de riquezas, en especial las de los más
aprovechados, logradas en territorios de laboriosa prosperidad y compensados con
centros tecnológicos, financieros, comerciales, y ayuda extra de premios naturales. De otro lado, el cercado eléctrico, la concertina,
las garitas militares fronterizas constituirían a su vez la consecuencia del
afán de unos tantos por tener acceso a privilegios que no les corresponderían,
por su falta de contribución a esos logros. Las cercas aparecieron con la civilización
al patentarse intereses particulares, en vigencia a partir de los beneficios
del pastoreo y de la agricultura, defendidos a muerte por quienes se los
ganaban con gran trabajo.
De la ideologización
desatada en el mundo de hoy surge una razón adicional para re-potenciar antiguos criterios contra invasiones terrestres, marítimas, aéreas, extendidas ahora al
ciberespacio y al propio éter, debido al empeño de pocos de propagar adoctrinamientos
sobre arrebatones de lo ajeno como sobrentendida causa justa. Este aparte explicaría
la publicitada caravana organizada en Honduras con destino a EE.UU., denunciada
por el país señalado como destino por los apoyos encubiertos, supuestamente de saboteadores de izquierda de Cuba, Venezuela, y de activistas hondureños de tendencia
semejante. La excusa poética, llegaría en la frase musical No soy de aquí ni
soy de allá de Facundo Cabral, en 1972, cuyo verso es falseado como adhesión
por el actual régimen venezolano.
No soy de aquí ni soy de allá, en la mejor buena ley lejos de engaños ideológicos,
también reproduce la tristeza de Facundo Cabral -al recordar los apuros de su
madre sin hogar cuando él iba a nacer en 1937-, que se ve en la actualidad en las caras de
venezolanos que dejan todo para huir espantados a Perú, Ecuador, Argentina,
Chile, Panamá, España, Estados Unidos, y decenas de destinos extranjeros, indistintamente legales o ilegales, pero
cargados de esperanzas prohibidas en su tierra de origen.
El éxodo venezolano, aunque
creciente de forma alarmante, todavía no es objeto de brutales cepos,
concertinas de acero, murallas y similares, de uso común en Europa, y en los
EE.UU., en pasos de frontera ordinarios y extraordinarios. No obstante, las
restricciones para quienes se van de Venezuela aumentan cada día, con impedimentos
de gravedad casi equivalente en negaciones de residencia aun temporal, permisos de trabajo, accesos a servicios, y a
la medicina y asistencia públicas.
El gentilicio venezolano
se ha convertido en tema frecuente de páginas rojas en distintos lugares, a los
cuales así mismo escapan bandidos con los que comparten nacionalidad, y que abandonan su habitual territorio al verse en idéntica
mala situación a la de sus víctimas, carentes de pertenencias apetecibles para
robos o extorsiones. En el año del ciento veinte aniversario del nacimiento de
Conny Méndez, incluimos parte de su
composición Venezuela habla cantando, como recordatorio del deber de
hacer creíble ese canto de convivencia y paz de “ya por el mundo se dice: Venezuela
habla cantando”. Y, si tuviera acompañamiento de concertina, pues que fuera
únicamente la del instrumento musical.
Ensayo
audiovisual para público de pregrado, disponible en la voz del autor, en
colección de Josué D. Fernández, con temas musicales editados, más cortos, al
pinchar en:





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