QUE ME COMA EL TIGRE...

Sirve como conclusión a la que llegaría cualquiera, en medio de la gran atomización de opiniones sobre cuál debe ser la conducta más conveniente para unir esfuerzos contra la dictadura que padece Venezuela. La descalificación, a falta de argumentos convincentes, y abundantes prescripciones naufragadas, pareciera que retrata una visible molestia de ciertos dolientes de fracasados brujos tradicionales de páginas especializadas, tarifados de personalidades, empresas, y partidos; mareados catedráticos con los últimos 20 años de acumulados desaciertos; de oxidados estudiosos de superados procesos históricos; de especialistas en teorías de juegos en los cuales no se dan patadas al tablero; costosos economistas y encuestadores, entre otros encumbrados sin relevo por décadas,  a la usanza de la tiranía originada en 1998, y desapercibida entonces para esa mayoría de intelectuales y académicos.

































Los dogmas del siglo pasado que alimentaron caletres universitarios, cada vez resbalan más de las “áreas de confort” de varias generaciones que se niegan al retiro voluntario, y asustados por los avances médicos que prolongan la existencia, creen que pueden mantener papeles protagónicos cerrándose a ideas y planteamientos de otros, pero que no fueron considerados con anterioridad.

Lo cierto es que en una de “ni lavo ni presto la batea”, el camino andado se vuelve inservible para otear el futuro con mejor precisión cuando se insiste en la repetición de métodos comprobadamente erróneos, y aun peor se utilizarían como credencial para acallar voces que emergen y se niegan a formar parte de un orfeón tradicional. Por acción y omisión, si no cambia la actual tendencia, unos y otros percibirán tarde que “tu lo que quieres es que me coma el tigre”, como lo advierte de seguida en ritmo de vallenato,  el cantante colombiano Diomedes Díaz, ya fallecido.


Por fortuna, el cuento de que “tu lo que quieres es que me coma el tigre” no es compartido en instituciones serias, con liderazgo fuerte reconocido por sólidos segmentos de audiencia, y que condenan a quienes prefieren métodos sucios como forma de supervivencia. Las elecciones adelantadas, las compulsivas validaciones de organizaciones políticas, la metralla de reglas alteradas por una asamblea nacional constituyente sin soporte constitucional, las masacres y encarcelamiento de opositores, y hasta las presiones a ciudadanos independientes para que den la cara por los inútiles, desnudan los discursos agotados para ganar adhesiones populares en buena lid.

Un guía para quienes defienden su libre albedrío, frente a manipulaciones y chantajes, se encuentra disponible en el comunicado del 29 de enero de la Conferencia Episcopal Venezolana, en el cual se denuncia “un despropósito ético y humano, un verdadero crimen que clama al cielo, que en medio de una situación de penuria, hambre, parálisis de servicios, muerte y colapso nacional, se privilegie un espectáculo de distracción y alienación, en condiciones desiguales, contra todo sentido de equidad y servicio a la población”.

El mensaje anterior va dirigido a la dirigencia política que “debe asumir responsablemente la difícil y real situación: la comunidad internacional ha declarado abiertamente su convicción de que la actuación del gobierno es inaceptable. La dirigencia de los partidos políticos ha sido en muchas circunstancias deficiente e incoherente. Deben abrirse a buscar un consenso con los diferentes sectores de la sociedad, pues una condición imprescindible es el reconocerse y lograr una unidad política que va mucho más allá de las alianzas electorales.”


Para despecho de las pretendidas oligarquías del pensamiento político y social, el mandato de inclusión es claro y directo, no es que “Maria Cristina me quiere gobernar” y estaríamos obligados a seguirle la corriente, al compás de la versión del Son Cubano a continuación:



El artículo adosado forma parte de “Experiencias Mayores”, suplemento en el programa “Estamos en el Aire”, a las 4:30 de la tarde, cada sábado. Breve espacio editorial ligero, con música a propósito del asunto que trata, entrevista y  gotas de humor.  Por http://www.radiorumbos670am.com.ve/, en cuya discusión los interesados pueden tomar parte por los teléfonos +58 212 284.04.94 y 285.27.35, o mediante mensajes directos por Twitter, a Josué Fernández, @jodofeal, o aquí en  www.comunicadorcorporativo.blogspot.com



     



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