DOMINGO 7: PANTALEÓN Y L@S BACHAQUER@S
Desde hace varios años -con la costumbre de guardar cola por
todos lados en República Bolivariana (“RB”)-,
son cada vez más frecuentes los desordenes y camorras alrededor de PDVAL,
Mercal, Abastos Bicentenario, Daka, y ahora también en cualquier venta de
alimentos y medicinas incluyendo a las privadas. La violencia de estos hechos crece
a diario, a la vez que la escasez o completa desaparición de productos esenciales para la nutrición,
el cuidado personal, o la salud de niños, adultos y ancianos.
La presencia de efectivos armados
en funciones preventivas se ha sentido desde el primer momento, aunque a veces
estos imponen el uniforme y pertrecho para controlar la muchedumbre que, de
domingo a domingo según el terminal del documento de identidad, va a apostarse
al frente de establecimientos, con sobrada anticipación al horario de la
apertura al público. Los periódicos acaban de recoger el suceso de Abastos
Bicentenario en la plaza Venezuela de Caracas, donde se contaron “Heridos y golpeados al derribar
reja para entrar por comida”. Casi al mismo tiempo, en Ciudad
Piar, en el estado Bolívar, “un grupo de personas saqueó el centro de acopio de
Mercal, sacaron alimentos de la cesta básica, y destruyeron el lugar”.
Durante algunos
meses raramente ocurrieron incidentes en
las aglomeraciones, pero a esta fecha ya se reportaron dos en un mismo día, y se
disparan alarmas por supuestos estragos que causarían adicionales estampidas. El
riesgo recae en gente indefensa que pasa
horas en prolongadas hileras, de pie bajo sol o lluvia, y hasta con niños en
los brazos que no pueden dejar desatendidos en los hogares. La necesidad de aprovechar
algo de la oferta restringida de productos, obliga a esperar por un turno que
quizás resulte inútil al final, por agotamiento de inventarios.
La situación se
agrava después de las últimas disposiciones del régimen bolivariano para mejorar
sus ingresos ante los bajos precios petroleros, a fuerza de aumento de la gasolina que subirá el
transporte, devaluación de la moneda alterando el flujo de mercancías importadas,
y proveedores renuentes a dar crédito al país por inmensas deudas acumuladas. Mayores
racionamientos se aproximan, y ya es oficial que PDVAL y Mercal han tenido que
vender solo dos productos por persona mientras dure el repele.
El “Maduro Paquete
Bolivariano 2016”, con 17 años de envejecimiento, impuso igualmente la elevación del salario
mínimo y beneficios complementarios para encarecer la contratación de personal
no calificado, con impacto en la
creación de empleos y despidos en pequeñas empresas que no resistirán
tales costos. Una manera fácil de hacer dinero para los desocupados se halla precisamente en esas filas humanas penetradas
por miles de revendedores, bautizados como bachaquer@s, quienes están de
plantón y luego salen a especular abiertamente en plazas y calles.
En la fanfarroneada
“alianza de pueblo y ejército” que
llena discursos oficialistas, aun falta por glorificar el precedente de
eficiencia militar, aparte de muertes ocasionadas en guerras, narrado por el
premio nobel Mario Vargas Llosa, en su libro “Pantaleón y las Visitadoras” de
1973. El ejemplo de disciplina, logística y métodos prácticos ensayados en
plena selva peruana de Iquitos, podría inspirar un camino pacífico, pero ahora para
organizar el abastecimiento crítico de bienes entre una población que crece en
pobreza y rabia por su desgracia. Se requieren urgentes soluciones que superen continuos fracasos, para
impedir la repetición del 27 y 28 de
febrero de 1989 con “El Caracazo”.
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