DOMINGO 7: “TOMA TU TOMATE”
La
expresión “Toma tu Tomate” ha sido utilizada
con frecuencia para referirse a agresiones indiscriminadas del oficialismo
contra adversarios, particularmente en “Aporrea”,
aunque son muchos los casos que incluyen de manera desagradecida a “originarios” contribuyentes de palabra y obra con el encumbramiento
del régimen, desde antes de 1998 . En esa tradición de no hay peor cuña que la del
mismo palo, en el referido portal electrónico todavía queda constancia de
tales ingratitudes. La falta de respaldo entre gente que tendría raíces comunes
parecería costumbre si se agrega la declaración de “Fidel Castro mató más gente que yo” emitida por Ilich Ramírez Sánchez “El Chacal”, y así “echarle
paja” nada más y nada menos que al tenido como nuevo padre de la patria
bolivariana de Venezuela.
Sin
embargo, los primeros “tomateados” de
las mareas rojas fueron aquellos ofendidos
por el histórico discurso de Jorge Olavarría el 5 de Julio de 1999, cuando les
pasó el sonrojo; luego cayeron los grandes aguantadores mediáticos del
contrabando antidemocrático, los embaucados en cargos públicos y de elección que
terminaron por entregar enfrentando acosos
judiciales como amarga recompensa, y finalmente
los ya abandonados a su suerte en las cárceles tras cometer el delito de
retirar su adhesión incondicional al
gobierno. Todos sufrieron además el sorpresivo momento en que fueron por
ellos, aun siendo inocentes de cualquier cosa menos de haberse confiado, quizás
a ciegas a pesar de la edad, en un proyecto prometedor entonces de la
destrucción de la institucionalidad con su reemplazo por improvisación y
revancha a ultranza.
Con
todo, aún irían por más candidatos a “tomatazos”
para la persecución directa reservada a
abiertos detractores que no representaría
mayor novedad, pero también contra los propios revolucionarios que se
creían poseedores de salvoconductos, pero que caducaron con la política de no discriminación a este
respecto. Ellos estarían ilusionados con
un hipotético plan “B” con ocurrencia
más allá de la eventual reelección del Presidente hasta el 2018, según el guión
también preferido y denunciado hasta el cansancio por el gobierno - éstos con la esperanza de pasarse por víctimas y los otros de una
eventual salvación por la campana - de
la invasión del imperio a través de su marines, ó más recientemente de medidas de organismos
regionales o mundiales como la OEA o la ONU. La única amenaza contra la probabilidad del
mencionado plan es que sólo asustaría a quienes carezcan de prontuarios golpistas o de delitos de menoscabo de los derechos
humanos, o de desconocimiento de instancias legales de las sociedades
democráticas, cualquiera de ellas ya contabilizadas como méritos de los que
están en el poder en la Venezuela actual.
La
profundización de la revolución, la
imposición de medidas que terminen de derrumbar los pocos vestigios en pie de
las instituciones democráticas conocidas, es la oferta
electoral real del continuismo, superando abiertamente las promesas de
casas, artefactos eléctricos, nuevas misiones, hospitales, ferrocarriles, y demás bisutería para hacer caer por inocente. El acento en la cárcel y la exclusión de los que se opongan
a las medidas absolutistas y dictatoriales por venir, calcadas de la Cuba decadente, sería el futuro venezolano previsible, después del 2012, si no llegara a ocurrir ningún cambio
pacífico.
Los
avisos han sido dados ya a seguidores y opositores. Nadie debería estar
engañado de lo que le esperará tras su decisión en menos de un año, el 7 de
Octubre, si fuera en dirección contraria al necesario voto de la inclusión
verdadera; deteniendo el éxodo de familiares y amigos que quieren salir corriendo sin importarles riesgos; regresar a sus
hogares ó a hospitales a los presos políticos del régimen; volver a confiar en
la justicia ordinaria, en los organismos electorales; impedir la ideologización
de los jóvenes con cartillas agotadas
con la miseria del pueblo cubano; disfrutar sin necesidad de vestirse de rojo de
buenas viviendas, hospitales, carreteras, escuelas, y servicios públicos nada
más con cerrar el grifo de los montos desmedidos a otros países; favorecer el empleo con el apoyo multiplicador de las
oportunidades de la empresa privada, y lo mejor de todo, volver a hablar de un
país sin divisiones malsanas en dos toletes, para ganancia de unos pocos en el
gobierno.
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