DOMINGO 7: SUERTE DE COCHINO
Por Josué Domingo Fernández Alvarado
Son “diez lustros” los cumplidos desde los sucesos de Bahía de
Cochinos, los cuales se reseñan en la enciclopedia libre Wikipedia como “una operación militar en la que tropas de
cubanos exiliados, entrenados, financiados y dirigidos por la CIA de los
Estados Unidos de América, intentaron invadir Cuba en abril de 1961, con el
propósito de tomar una cabeza de playa, formar un gobierno provisional y buscar
el apoyo de la OEA y el reconocimiento de la comunidad internacional. La acción
acabó en fracaso en menos de 72 horas, fue completamente aplastada por las
Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Cuba. Más de un centenar de invasores
murieron, y los cubanos capturaron a otros 1.200, junto con importante material
bélico”.
La
refriega mereció solidaridades con el pueblo y el gobierno cubano en casi todas
las partes, al igual que grandes simpatías para el naciente régimen, pero
quedaron dudas sobre el verdadero alcance del compromiso de Estados Unidos en
ese complot, por la veloz sofocación propinada al estilo de David frente
a Goliat, o al de otra hazaña más reciente como la victoria asimétrica mediante arcos y flechas de
indios pemón, en el estado Bolívar. Aquí, en La Paragua, municipio Angostura, los
aborígenes desarmaron a 19 funcionarios de la Guardia Nacional que custodiaban
un yacimiento ilegal de oro. La acción la habrían ejecutado luego de corroborar
que en el lugar al que se les negaba acceso, en su propio territorio, sin
embargo continuaba la explotación del mineral protegiendo a nuevos invasores.
De
regreso a Cochinos y a sus “diez lustros”, esa historia cubana vista en
retrospectiva en 2011, desde los bolsillos de los dineros públicos de los
venezolanos, ya tiene algunas coincidencias con la “suerte de cochino” atribuida por Joan Manuel Serrat a su “Tío Alberto”, cuando
al final del camino le esperó la sombra fresca…aunque en el caso de “venecuba” se trataría de un grueso
presupuesto extraído de riqueza ajena por gobernantes extranjeros que viven
enajenados y, hablando unos con otros, coincidirían a lo Serrat que es su
momento y lugar, donde olvidar los
desengaños de diez lustros de amor…Tío Alberto.
Continuando
musicalmente, en la enajenación orquestada por Fidel Castro a sus 85 años, para
su aún cautivado auditorio venezolano y de más allá, una de sus más recientes y
sonoras partituras entona que la Revolución
Bolivariana “en brevísimo tiempo (¿segundos, minutos, horas?) puede
crear empleo”, para “los venezolanos (y) también para sus
hermanos colombianos”. El pronóstico ocurre cuando en Venezuela se
expropian empresas privadas rentables
para convertirlas en improductivas, desmejorando contrataciones
colectivas, y haciendo del empleo un
medio de ganar adeptos sin importar la eficiencia del recurso. Para el oído
colombiano, la melodía sí podría tintinear armónicamente porque el escenario
mencionado ya ha derivado en mayor dependencia de importaciones, dejando riquezas a otros países, con beneficiarios
privilegiados particularmente entre los vecinos del patio.
La
“Suerte del Cochino” se explica en textos del español Félix Sánchez de Samaniego, en fábula suya
recopilada en el 1781, la cual dice que “Envidiando la suerte del Cochino, un
Asno maldecía su destino. "Yo, decía, trabajo y como paja; él come harina,
berza y no trabaja: a mí me dan de palos cada día; a él le rascan y halagan a
porfía". Así se lamentaba de su suerte; pero luego que advierte que a la
pocilga alguna gente avanza en guisa de matanza, armada de cuchillo y de
caldera, y que con maña fiera dan al gordo cochino fin sangriento, dijo entre
sí el jumento: Si en esto para el ocio y los regalos, al trabajo me atengo y a
los palos. Para estos animales, tarde o temprano, es completamente inútil la protección de
cualquier anillo de seguridad.
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