MALAS IMÀGENES, por Josué D. Fernández A. (*)
Con un pequeño esfuerzo tal vez vendrá al recuerdo la táctica
del escándalo, a menudo fingido, para llevar público a cualquier espectáculo de
interés masivo. A los cuentos de separaciones de parejas, hijos ocultos,
descendencias monárquicas, o al contrario orígenes o pasados oscuros, o cosas peores, con frecuencia se recurría
hasta hace poco, como componentes morbosos para aumentar las expectativas sobre
espectáculos de cualquier clase.
No obstante algo cambia en estos tiempos, cuando los filtros
de las multitudes se vienen haciendo resistentes a cálculos malintencionados o
no, amparados en ingenuidades o credulidades de muchos. Para la prehistoria de
manipulaciones de entretenimientos, en la mayor era de avances tecnológicos de
medios y efectos, ha quedado el 30 de octubre de 1938, fecha en que Orson
Welles presentó en el Teatro Mercury, bajo el sello de la CBS, la adaptación a
un guion de radio del clásico “La guerra de los mundos”, novela de ciencia
ficción de H.G. Wells, convertida en película después.
Entonces -de acuerdo con reportes de ahora-, quienes sintonizaron
la emisión y no escucharon la introducción pensaron que se trataba de un
acontecimiento apenas en su comienzo. El pánico se apoderó de calles de Nueva
York y Nueva Jersey. Los hechos se relataron en forma de noticiario,
describiendo la caída de meteoritos, y la presencia de naves del planeta Marte
que derrotarían a las fuerzas norteamericanas, usando una especie de «rayo de
calor» y gases venenosos.
La buena imagen convencional y la
confianza en alguien, o en sus acciones,
se encuentra cubierta de evanescencia y ha dejado de darse como anticipo indiscriminado
en situaciones vinculadas a contenidos de prensa, radio, televisión, cine, y
además en las redes sociales, aunque allí vayan ilustradas con testimonios casi
irrefutables. La asimilación de la información globalizada ha impuesto en los
individuos un proceso de cautela y de alargada lentitud, para escudriñar la
verdad antes de la formación de juicios firmes sobre sucesos bajo su
consideración.
Por causas distintas pero efectos parecidos, en los últimos
días han ganado espacio en Estados Unidos, las noticias referidas a Johnny Depp, y su “Alicia a través
del espejo”, la cual “fracasa en taquilla” tras denuncias por violencia
doméstica de su esposa Amber Heard. En Europa le tocaría a Pedro Almodovar recibir
dardos periodísticos, con descensos en recaudación de su último film “Julieta”,
debido a señalamientos en los “Panamà Papers” interpretados como supuesto
fraude y evasión de pago de impuestos españoles. Allá, aquí y acullá crecen
sospechas de una epidemia mundial de malas imágenes en progreso.
En 2000, los estudios Disney estrenaron “The Kid” conocida en
Latinoamérica como “Mi encuentro conmigo”, con Bruce Willis como protagonista
en el rol de un “asesor de imagen” que se ve obligado a convivir con él mismo
de niño (Spencer Bresling), a la edad de 8 años. La cita tiene importancia en
este escrito, porque en un dialogo entre los dos personajes, el menor descubre
que el trabajo de él, al llegar a mayor, consistirá en trucar lo negativo de las
acciones de sus clientes. Así de fácil
fue el cliché engañoso, por décadas ya extinguidas.
Amigo, me encantan tus trabajos y los leo con mucho gusto. Gracias !!!. Un abrazo.
ResponderEliminarQuerida Regina, tu estímulo es importante para mi. Seguimos hasta que el cuerpo aguante. Abrazos
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