DOMINGO 7: “Volver al Futuro”
(Escrito hace 2 años y... de mal en peor)
Hay pocas personas sin percatarse todavía del
descomunal retroceso que sufre la vida, para la mayoría del pueblo bajo el yugo
de Republica Bolivariana (“RB”). Los
desesperados por esa situación ya no discuten la validez de realizar la hazaña
de volver al futuro –enderezando entuertos y aliviando la tortura–, sino la de
escoger la mejor entre distintas opciones.
El debate de hoy es cómo actuar en este minuto crucial que se viene
encima, agravado por un desengaño de tres lustros de prórrogas, trucadas además
en abusos del pelotón regente.
El momento ha llegado cuando 2014 se enrumba hacia
el cuarto trimestre, y aparecen cálculos cargados de prisa unos, de paciencia
otros, para transitar el 2015. “Volver al futuro” como consigna de una
demandada reivindicación de los habitantes de “RB”, aludiría a la aventura de ciencia ficción
producida por Steven Spielberg que, por cierto, en julio venidero cumplirá
treinta años de su estreno como película merecedora de grandes premios y éxito de taquilla.
Para Volver al futuro -aquí
y ahora-,
una de las apuestas defendidas continuamente por relevantes opositores
devotos del culto al paciente Job,
apuntaría a colocar sus haberes en la obtención de más de la mitad de
los cargos de diputados que reemplazaría a los electos en septiembre de 2010.
Esta opción requeriría de fe adicional para creer que las elecciones
parlamentarias no se aplazarán o suspenderán bajo alguna excusa, y se llevarían a cabo contra vientos,
lluvias, mareas, u otras causas superiores; o exentos de ventajismos a lo
“Daka”, o de un avasallador gasto
público con atracos al tesoro nacional. De manera similar supondría que un
improbable resultado adverso al régimen, este lo aceptaría y no inventaría la
“asamblea nacional de comunas”, por ejemplo, como tradicionalmente recurre a
organismos paralelos de su posterior control absoluto, en su “patria”, con
leyes a su último antojo.
Sin
embargo, en destacado estamento de conocidos personajes de la política,
profesionales, estudiantes, obreros, pero sin aparatos partidistas, por su lado
consideran la alternativa que estiman factible de una asamblea constituyente a
corto plazo, con tardanzas menores para intentar la reconstrucción de las leyes
e instituciones pisoteadas. Analistas radicales opinan que la iniciativa
debería comenzar en la calle, apartados de la intermediación del CNE. A su vez,
con apego a la poca tolerancia oficial
del tinglado formal de la república, quedarían sectores que van por “correr la arruga” a los socios
de los hermanos Raul y Fidel Castro en
el poder, fuera de urgencias por Volver al futuro tal sucede en Cuba, y
sugieren alejar toda confrontación electoral para un revocatorio anticipado de
mandato en 2016, o para las propias elecciones presidenciales del 2019.
Mientras tanto fuertemente sigue la Salida, pero con significado distinto
al de la movilización que para muchos, propios y extraños, acabaría con los protagonistas abandonados y
pagando platos rotos de la condena y extinción de las protestas estudiantiles
del primer trimestre de 2014, de cuarenta y cuatro muertes por acción policial,
encarcelamientos, y persecuciones continuadas, y de los bloqueos de calles y
avenidas llamados guarimbas. Huérfano
terminaría igualmente el valor de la presión hecha para sentar al gobierno a
dialogar, aunque burlada al retomar plazas a fuerza de represión, ante el
silencio del resto de las organizaciones que se prestaron a secundar la farsa.
A falta de proposiciones claras y unitarias para Volver al futuro en la tierra de origen, la decisión cobrando mayor
número de adhesiones es la de la salida,
pero por puertos, aeropuertos o carreteras que conduzcan al fin inmediato de un
pésimo y prolongado sueño.
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