DOMINGO 7: “Auto-magnicidio”
Antes de que aparezcan nuevas acusaciones
infundadas de magnicidios, como “pote de humo” o “trapo rojo-rojito” en medio
de los estragos del “sacudón” en progreso desde el pasado julio en República
Bolivariana (“RB”), hay que correr a
denunciar la trama de lo que parecería más bien un fatal “auto-magnicidio”. Sin
ir muy lejos, ya pasma la temeridad oficial con la que se acogota al pueblo con
alzas de precios de servicios básicos,
alimentos y medicinas, unidas a esperas en largas colas de películas para
disputar los pocos remanentes del mercado.
Aunque faltarían elementos probatorios de causas de
deshonra para el eventual “auto-magnicidio” -por la ligereza y continuidad de la comisión de
afrentas contra la nación entera-, el caso podría guardar algún parecido con el
“haraquiri”. Este significaría una forma de suicidio ritual, practicado en el
Japón por razones de honor o por orden superior, consistente en abrirse el
vientre, según lo acota la RAE. No obstante, al margen, para el suicidio ritual
japonés por desentrañamiento, en idioma
japonés se preferiría el término “seppuku”, puesto que la palabra “haraquiri”
se consideraría vulgar, de acuerdo a la Gran Enciclopedia Larousse.
El mandante de “RB” no sufre de
vergüenza -y al contrario se ha creído
dispensado de rendir cuenta alguna-, por su
habilitación con poderes dictatoriales dizque con fines de desmontar la
corrupción de los grandes saqueadores del dinero público, pero representa un
fracaso prolongado que solo ahonda en la protección de delincuentes. De allí
que, ese mismo elemento lógicamente antidemocrático, serviría de comodín para
saltar discusiones de la Asamblea Nacional sobre el “sacudón” que pone a
temblar cimientos con medidas antipopulares que van desde devaluación del bolívar a nivel de medio
centavo, consecuente aumento de productos y servicios importados que reemplazan
a la quebrada producción interna, y eliminación de millares de puestos de
empleo. También se evitaría el debate sobre la consiguiente invasión de
estafadores a mano armada.
Como si fueran pocas las penurias
inmediatas, el régimen amenaza a quien logre sobrevivir aun después de hacer
estallar el renovado arsenal para reprimir protestas, a arrodillarse a la colonización
castro-comunista, a condescender con la
educación ideologizada de niños y jóvenes,
a entregar a los hijos a la militarización politiquera, a desconocer
lazos familiares privilegiando nexos y
dependencias de esclavitud. Tal cual ocurrió antes, por mandato proveniente del
imperio de Raúl y Fidel Castro, tolerar la intromisión en guerras extranjeras
ajenas a la cultura e idiosincrasia locales, ejemplificadas en el apoyo
parcializado a contiendas actuales.
El “auto-magnicidio” en “RB”
procedería de una anterior referencia al “auto-suicidio”, expresada por el
ex-presidente Carlos Andrés Pérez (1922-2010). Con dificultades que concluyeron
en su enjuiciamiento y salida de la
presidencia, este no pudo apagar la mecha que quedó encendida con la única
mención de una subida de los precios de la gasolina, en 1989. En 2014,
parecería bastante peor el resultado, cuando
son conocidos los sobornos con petróleo para lograr apoyos
incondicionales a la demagogia populista, y cuyas principales víctimas salen
del clientelismo de los pobres. Mecha ardiendo y gasolina aumentarían las
posibilidades de quemarse a “lo bonzo”, en lugar de perecer por haraquiri.
¿Otro “chacumbele”?...el mismito se
mataría.
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