DOMINGO 7: Musca Bolivarianense
La “Musca Bolivarianense” o mosca común de “República Bolivariana” (RB) lleva catorce
años haciendo méritos para desbancar al turpial como animal nacional, cuando a
los revolucionarios también se les de por esa trascendental modificación, de
las pocas pendientes para eliminar por completo la incómoda memoria colectiva. Con
razón arguyen quienes elogian ese posible reemplazo, que las aves
negro-amarillas ya ni se ven por ningún lado, mientras que las camadas del
insecto llenan cielo y tierra sin darse abasto alegrando al “gobierno eficiente
de calle”, o las frecuentes conspiraciones súper-secretas con la camarilla
castro-comunista-cubana, en medio de festines de hedores que acumulan rastros
imperecederos.
Las vergüenzas o pudores por adorar a las moscas, entre revolucionarios solo
significarían leves trastornos pequeño-burgueses, insignificantes por demás
ante los altos intereses de la patria y los devengados por los patriotas buchones.
Así, con el ascenso de la “Musca Bolivarianense” a animal nacional se pretendería
una fuerte sacudida internacional, tal ocurrió en 2012, con otra mosca que se
hizo famosa. Entonces se bautizó a la “Scaptia (Plinthina) beyonceae”, en honor a la actriz y cantante norteamericana Beyoncé, gracias al entomólogo
Bryan Lessard, de la Organización para la Investigación Industrial y Científica
de la Mancomunidad de Australia (CSIRO).
Al igual que la propagación
de moscas detrás de la fetidez de la
“RB”, allí cada día se suman páginas al expediente de tufos de los últimos
catorce años. Para muchos, la enumeración inocultable, que aguardaría por verdadera
justicia imparcial, comenzaría con los desvíos a bolsillos particulares de las
ayudas públicas y privadas a damnificados de los deslaves de Vargas,
coincidiendo con la hipertrofia del germen de la Asamblea Constituyente, la
nueva Constitución Nacional, el desmantelamiento del sistema judicial y principales
poderes públicos, y el levantamiento progresivo en paralelo de un sistema para garantizar
la impunidad por abusos de su obstinado plan dictatorial y despótico, y la
persecución a quienes piensen y actúen diferente al régimen.
De ese malsano
origen, abundarían dificultades progresivas para respirar con la indecencia y los
golpes al olfato de veredictos oficiales como los de Puente Llaguno, y la
condena a inocentes; los despidos petroleros; el asesinato del fiscal Danilo
Anderson; la muerte de Franklin Brito; las retaliaciones contra inculpados en
la lista Tascón, los ex ministros Francisco Usón y Raúl Baduel; la inhumana represión
aplicada a la jueza María de Lourdes Afiuni. En materia de corrupción, la falta
de castigo a responsables del “Pudreval”, a los denunciados por ex-magistrados
Luis Velásquez Alvaray y Eladio Aponte, el
silencio sobre blanqueadores afectos al gobierno de capitales de dudosa
procedencia en el extranjero o el más
reciente mega hurto al Fondo Chino. El estrangulamiento a la libertad de
expresión iniciada con el cierre de RCTV y el acoso a Globovisión, y por último
con la escalada en la propiedad de medios libres para torcer sus líneas
editoriales. Con saña mayor, la guerra declarada a universidades
autónomas, profesores y estudiantes. Apestosos
asimismo, los resultados adulterados del 14-A, la incógnita de la nacionalidad
del juramentado a la carrera, y el ocultamiento del acta de defunción para
cerrar legalmente el período presidencial anterior.
Todos los pañuelos
han resultado insuficientes en “RB” como protectores de narices de cuanto allí huele
mal desde 1998. Además, por la aparente tranquilidad y poco rechazo a la
invasión continuada de hediondeces, hay científicos serios que temen una
contaminación consumada a los acueductos bolivarianos con algún virus que
produce el bloqueo de la capacidad del olfato de los allí residentes. Son grandes las semejanzas con el asesino Jean-Baptiste
Grenouille, quien nació entre podredumbres, no despedía ningún olor y se creía que encarnaba a algún
ser sobrenatural. Su historia fue contada en la novela “El Perfume” del escritor alemán Patrick Süskind.
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