DOMINGO 7: TRIUNFO DEL TERROR
Por Josué Domingo Fernández Alvarado
La
tendencia electoral que logre mayor número de miedosos a su favor, de
aterrorizados por lo que les dejaría 2012, probablemente resultará ganadora el
venidero 7 de Octubre. La perturbación nacional entronizada como régimen en
Venezuela, desde hace 13 años, ya habría provocado por igual un gran pánico a
seguidores militares activos y civiles con lealtades comprometidas a fuerza de
la máxima ideología de la repartición desmedida de ingresos arrebatados al
petróleo; pero también con menos retórica, compasión y castigos más fuertes se
colocaría en tres y dos a sus
declarados opositores.
En
el primer caso, de manera indolente, ignorando el costo de las vidas que
perecerían en el intento, se llega a insinuar alzamientos de cuarteles e
ingobernabilidad si la democracia se volviera a imponer, advirtiendo a las
minorías incondicionales que un cambio de rumbo sería la desgracia para
militares encumbrados burlando leyes y reglamentos, a los de riquezas súbitas, a los
señalados en casos de corrupción aún impunes, y
a los de estrafalarias adhesiones prohibidas según su juramento de
exclusiva fidelidad a Venezuela entera y unida, acorde con la Constitución
Nacional vigente.
A
los civiles afectos al gobierno, particularmente de las clases sociales
desamparadas, se les aplicaría el chantaje de dame tu voto ó perderás la
ñinguita que recibes, como razón de susto por supuesto peligro representado en la victoria
democrática. Los intentos de amenazas y engaños a los pobres no cesan, porque
ya hay muchos cansados de los cuentos de la lotería de viviendas que no
asoman a pesar de los años en refugios temporales
de damnificados, tampoco se tragan el de las medicinas y médicos verdaderos en
los módulos de Barrio Adentro, los de madres cuidadoras, comida para
escolares, y la de los bonos a los niños
de la calle, a las adolescentes con hijos, a los ancianos, y para los que
no están en la calle sin trabajo, el del condicional regreso de la
indemnización doble por despedidos que pagarían tal vez las empresas públicas,
ante la quiebra gradual del sector privado.
Dentro
de adicionales políticas que generan terror en forma indiscriminada, mientras lo
celebra la macolla oficialista, del lado de los opositores se dicta el
ultimátum del continuismo que acentuaría la eliminación de empleos por cierres
de otras empresas privadas sin tocar todavía, expropiaciones, ocupaciones de
apartamentos, fincas y terrenos, encarecimiento de la vida, devaluación del
bolívar, siembra de pruebas falsas que apoyen persecuciones a cualquier
sospechoso de disidencia, y el aliño agravante de discursos descalificadores, y
hasta obscenos, en cadena de radio y televisión preferiblemente, de boca de
funcionarios de nivel alto, medio y bajo.
En
las circunstancias del presente venezolano, el triunfo de ese estilo de
terrorismo es el único hecho cierto
hasta ahora, antes de las elecciones del 7 de octubre de 2012. Los temores de
las dos partes en que se encontraría divido el país tienen en común la fuente
que los genera desde el Ejecutivo, como mano tenebrosa multiplicada con
idéntica saña en los demás componentes
estatales bajo su control absoluto. Recuperar la confianza de los unos en los
otros pasa por desterrar esa fuente de temores, para poder reencontrar a un
solo pueblo viviendo en tolerancia bajo las reglas de la democracia, la cual
garantizaría la alternancia de la gente en cada nueva elección, sin necesidad
de meterle miedo a nadie.
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