Adictos a Golosinas
Una cualidad de la supervivencia de las especies del reino animal, cuando de cerebros más pequeños se trata, es la de su instinto para burlar cepos y trampas. El truco para saltarse una jugada a muerte a cambio del último bocado, estaría en la barriga llena por parte del irracional; lo que resulta difícil para el humano que rehúsa saciarse "de una". Pagar con obesidad o como presa de cualquier cebo envenenado, sería el síntoma principal de los trastornos de una especie de "cepomanía", o de incapacidad para resistir el impulso de tragar.
Del lado de los cerebros mayores, tristemente también terminan cazados los que pasan hambre, por la infamia de perseguidores de esclavos en las tiranías siglo XXI. Las lanzas van cargadas de engaños de golosinas y de riquezas exprés, con boletos gratis para una rifa que carece de fecha de sorteo.
Las dos condiciones mencionadas para víctimas de cepos
en humanos han sido lamentables en Venezuela, por más de 20 años, vinculadas
además a la tragedia real de represión y corrupción de una dictadura
dependiente del decrépito régimen castro-cubano. La riqueza fácil inversamente
sí ha sido promesa cumplida, pero para la alta jerarquía súper repleta de
dólares, con desvíos a cuentas bancarias personales de fondos de
obras y servicios públicos de luz, agua, educación, transporte, y demás
actividades que generan comisiones, sobreprecios, o proyectos fantasmas.
A empresarios, dirigentes de la cuerda floja, gestores, lobistas, palangristas,
etc., asimismo se les tiene de invitados permanentes al derroche de divisas
extranjeras, en cepos a la medida de cada sector.
Hay que estar muy bien comprado y pagado por
adelantado, para confiar en la trama de las votaciones del 6 de diciembre,
esperando algo que ya no se sepa distinto a la continuada destrucción del país
entero. Se acabaron las sorpresas. El usurpador agotó los trucos con los
que llenaba los bolsillos de sus amigotes, y ahora vendría por el resto de los
huesos de los venezolanos, tras romperles los gañotes, y ahogar sus protestas
para siempre.
En una de “sálvese quien pueda”, hasta el conejo huye despavorido…
...
"lo que cambió ayer, tendrá que cambiar mañana..." según lo
escribió el chileno Julio Numhauser en su tema musical "Todo Cambia".
En la alcancía de experiencias nefastas se debe encerrar la prolongada patada del chavismo contra la población venezolana, para cambiar a un mañana mejor. Nos resta ahora contar el tiempo
faltante, mientras oímos de la vitrola al grupo de rock español "Celtas
Cortos" con su versión de la pieza ya mencionada.
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