QUERER… ¡QUERIENDO!
Hablar de querer hasta el cansancio, sin pizca de prueba que lo demuestre, equivale a una perorata extraviada que nunca llega a destino alguno. Allí yacería la desaparición supuestamente desapercibida de ideas, cosas y hasta de personas, de las que se creía depender con pasión profunda, y de las que solo quedaron restos difusos en un momento dado. Casi siempre llegan tarde los arrepentimientos cuando se materializa la falta de querer-queriendo, como es ahora el pesar de muchos quienes estuvieron en la proximidad de la explosión que alcanzó a la periodista Serenella Rosas Flunger. La circunstancia del final de su existencia quedará imborrable como valiosa moneda de ALCANCÍA, convertida en excepcional aprendizaje actual y de generaciones por venir. Con gran seguridad, abundarán quienes se salvarán en lo adelante mediante el simple conocimiento de los detalles de ese estallido en el que perdió la vida la colega. El caso resu