CHAMPÁN ORO
Una
señal del final que se acerca para cualquier cosa, es la comprobación de la
ruptura gradual de la secuencia que traían, con aceleración acentuada,
descubriendo a su vez el tesoro que se mantuvo oculto en principio. A veces trágico, pruebas del aparente desenlace
de la calamidad que padece Venezuela encerraría
la explotación a muerte, epidemias, violencia y represión militar en el llamado
“Arco Minero del Orinoco”, en pos de riquezas al sur del estado Bolívar, tras décadas
de tira y encoge con mineras canadienses, rusas y chinas, y añadidos de
apetitosos yacimientos de coltán en esas trochas de exterminios. Lo demuestran
igualmente los viajes sin regreso conocido de los lingotes de oro de las
reservas del Banco Central, y la fiebre
generalizada de compra-venta de morocotas y prendas atesoradas debajo de
colchones, e imposibles de exhibir ahora en las calles, por riesgos de perder
la vida en asaltos armados a la vuelta de la esquina.
Los
momentos culminantes del Arco Minero del Orinoco, en lo que va de 2018,
registran en febrero pasado los asesinatos de 17 hombres y una mujer, durante
un operativo atribuido al Ejército Nacional en la mina Cicapra de Guasipati, en
el municipio Roscio del estado Bolívar. La prensa reportó el hecho como acción
de la quincuagésima primera (51) Brigada de Infantería de Selva. El diputado
Américo De Grazia, ha llevado cuenta de las sucesivas irregularidades en el
lugar, las que también incluyen violaciones sexuales, deforestaciones a diestra
y siniestra, e invasión de territorios pertenecientes
a los indígenas de la zona.
Un
capítulo sangriento, adicional, incluiría
réplicas de lo que ocurre en República Democrática del Congo, donde la
esclavitud, miseria y muerte de millones de personas, se asociaría a la
explotación del “Coltán”, llamado asimismo el “oro azul”. Estudios del
Ministerio del Poder Popular para las Industrias Básicas y Minería
establecieron en 2010, que las riquezas venezolanas del tal “oro azul”
estarían en el orden de los cien mil millones de dólares. Se trata de un compuesto de colombita
y tantalita, de color negro o marrón muy oscuro, que se utiliza en
microelectrónica, telecomunicaciones y en la industria aeroespacial. El
periodista, escritor e inventor nacido en Santa Cruz de Tenerife, Alberto
Vázquez-Figueroa, autor del libro “Coltán” publicado en 2010, afirma que “si el
siglo XX ha sido el del petróleo, el siglo XXI es el del coltán. Quien posea el
coltán dominará el mundo”.
Para
refrescar la tarde, antes de que llegue el temido final advertido al principio,
mejor es una pausa para escuchar “La Última Copa”, composición de J.A. Caruso e
I. Canaro, con el puertorriqueño Andy
Montañez, y el grupo “Bellavista”, en versión en vivo del 2014.
Se
escucha decir que de la última copa de champán, ni del oro, tampoco quedaría nada para el final
inevitable en el Banco Central de Venezuela (BCV), de donde se esfumó junto a
los lingotes de las reservas, sacados al exterior con destinos de ida y vuelta
desconocidos con exactitud, bajo la
mordaza del régimen a la prensa libre. No obstante, Javier Ignacio Mayorca,
periodista y miembro del Observatorio Venezolano del Crimen Organizado, reveló
en marzo de este año que del país salieron dos toneladas cien (2,1) de oro guardado
en el BCV hacia Emiratos Árabes Unidos, dentro de cincuenta y siete (57) cajas,
enviadas en un Airbus A6-RRJ desde el Aeropuerto Internacional de Maiquetía.
De
otro lado, para Marzo de 2017, según la agencia “Reuters”, el oro que
mantendría BCV en sus reservas internacionales se redujo en 14 por ciento en
valor al cierre de 2017, de acuerdo con los estados financieros que difundió la
propia entidad. El
informe mostró una reducción de dieciséis (16) por ciento del volumen que posee
en reserva, al pasar de unos seis (6) millones de onzas troy en 2016 a cinco millones
doscientos (5,2) de onzas troy al finalizar 2017. En el período completo la
cantidad de oro disminuyó treinta y un (31) por ciento. El BCV comenzó en 2014
a realizar canjes de su oro monetario para obtener liquidez con la que hacer
frente a la aguda crisis económica, y ya habría dejado vencer al menos uno de
esos contratos, según denunció un diputado opositor. Autoridades del BCV
impulsan la tarea de invertir más en oro que extraen productores locales y para
entonces tendrían adquiridas unas cuatro toneladas y media (4,5) de oro y
diamantes en el país. La cifra representó casi la mitad del metal precioso que
compró el instituto para todo el lapso. El gran misterio es saber a qué
bolsillos o cuentas bancarias del extranjero están llegando los frutos del
botín criollo.
En
épocas anteriores, fue costumbre ir a Guayana para traer unos “cochanitos”,
azabaches, peonías y pepas de zamuro montadas en oro, como gran riqueza
popular. Con la competencia desleal de las autoridades que hasta el repele es
de su exclusividad, en el estado Bolívar solo queda en recuerdos folclóricos la
grandeza de “Guayana Es” a continuación, cantada por Carlos Baute, y la cual
hasta nuevo aviso la tendremos como “Guayana fue”.
Audio completo del
suplemento "Experiencias Mayores", en la voz del autor, Josué D.
Fernández en: https://youtu.be/G2FnA5fGh6Y
El artículo adosado forma parte de
“Experiencias Mayores”, encartado del programa “Estamos en el Aire”, a las 4:30
de la tarde, cada sábado. Breve espacio editorial ligero, canal de catarsis del
desconcierto de su autor, con música a propósito del asunto que trata,
entrevista y gotas de humor. Por http://www.radiorumbos670am.com.ve/, en
cuya discusión los interesados pueden tomar parte por los teléfonos +58 212
284.04.94 y 285.27.35, o mediante mensajes directos por Twitter, a Josué
Fernández, @jodofeal, por canal personal de YouTube, o aquí en www.comunicadorcorporativo.blogspot.com
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