El arte de equivocarse SERGIO DAHBAR /11 DE NOVIEMBRE 2016 - 11:01 PM
Lo sabemos. El error genera demasiada angustia, decepción, enojo.
Existen familias donde esa palabra ha sido exterminada del vocabulario feliz de
todos los días. Donde se crían hijos perfectos, equivocarse no tiene cabida. Es
sinónimo de perdedor. Y lo sabemos: los perdedores no tienen cabida en este
mundo.
http://www.el-nacional.com/sergio_dahbar/arte-equivocarse_0_956304396.html
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Por eso me han llamado la atención dos voces aisladas empeñadas en nadar
gratamente contra la corriente. Es decir, aceptar el error como una fuente
generadora de aprendizaje y creatividad. O, si se quiere, que en la
equivocación hay vida.
El publicista holandés Erik Kessels tiene 50 años de edad y tres hijos
con su novia, y una agencia de publicidad que escoge a sus clientes. Ha
publicado Qué desastre: cómo convertir
errores épicos en éxitos creativos (Phaidon). La periodista estadounidense
Kathryn Schulz tiene 40 años, es redactora de planta de la revista The New Yorker, premio Pulitzer y autora de un libro
inteligente y divertido, En defensa del error (Siruela).
¿Por qué interesa lo que ellos piensan? Porque desde la experiencia
cotidiana (Kessels) y desde la investigación académica y periodística (Schulz),
ambos combaten con astucia una tendencia moderna que se reproduce en grandes
concentraciones urbanas: para ser exitoso se debe ser perfecto.
Kessels ha sido escogido el publicista más influyente de los países
bajos, logró que el hotel más feo de Holanda se volviera famoso diciendo la
verdad, y publicó un libro que es una suerte de manifiesto sobre la grandeza
educativa del error.
“Hay que liberarse de la tiranía de la perfección. Lo perfecto y lo
bueno no son compatibles. Nada limita más la creatividad que limitarse a lo
apropiado”.
Erik Kessels piensa que vivimos bajo el imperio del miedo. Y que
perfectamente puede ocurrir que muchas personas estén equivocadas. “Lo vemos en
la lista de los libros y discos más vendidos, el récord de la taquilla y el
resultado de las elecciones”.
Para este publicista los críticos se equivocaron con los impresionistas,
los mejores editores rechazaron Cien años de soledad, y dos editoriales
rechazaron Harry Potter. “Las ideas
originales no suelen ser aceptadas”.
Moliere dijo que lo enfurecía equivocarse cuando sabía que tenía razón.
Benjamín Franklin fue más allá: “La historia del los errores de la humanidad
puede ser más valiosa e interesante que la de sus descubrimientos”. Y Kathryn
Schulz cierra este círculo con una frase no menos lúcida: “Nos equivocamos con
lo que significa equivocarse”.
Su libro es una verdadera defensa del error, más que un manual de
autoayuda sobre cómo librarse de los errores en diez pasos. Ella se toma en
serio la sugerencia agustina de que el error es esencial para lo que somos, y
se propone explorar precisamente por qué lo es.
Schulz anima a sus lectores a ver el error “como un don en sí mismo, como
una rica e irremplazable fuente de humor, arte, esclarecimiento, individualidad
y cambio”. Como ella dice, es un libro que comienza con el placer de tener
razón y concluye con el placer de equivocarse.
Desde ambas perspectivas del camino recorrido, Kessels y Schulz no solo
confirman el lugar común de que errar es de humanos, sino que podemos vivir
mejor si lo toleramos y entendemos que la equivocación es una fuente de
conocimiento y armonía infinita.
Me remito otra vez a la verdad de Schulz: “Aceptar que podemos fallar no
solamente reduce nuestras probabilidades de cometer errores, sino que además
nos ayuda a pensar de una forma más creativa, a tratarnos unos a otros con más
amabilidad y a forjar sociedades más libres y justas”. ¿Estoy equivocado?
Cuánto agradezco este artículo. Precisamente estoy pasando por el síndrome post traumático de un desastre por error.
ResponderEliminarGracias por estas palabras y a la orden en
www.tigrero-literario.blogspot.com
Estimado Alí, la lección que siempre releo en situaciones como estas es que alguien llegará en el momento apropiado a ayudarnos a mejorar la comprensión de las cosas. Abrazos. Josué
EliminarEn efecto. Aproveché para volver a leer el artículo. Gracias de nuevo.
ResponderEliminarY cuando pueda le agradecería dárse una vuelta por "tigrero" estoy allá desde el 2008