DOMINGO 7: Cigotos Nuevos
“Niño geopolítico mirando
el nacimiento del hombre nuevo". 1943
Salvador Dalí (Figueres, Girona 11-05-1904 - Figueres, Girona 23-01-1989)
Salvador Dalí (Figueres, Girona 11-05-1904 - Figueres, Girona 23-01-1989)
Debe
ser incontable el número de “hombres nuevos” -de la boca para afuera- que ha
parido el planeta en toda su historia, terminando esos procesos, al llegar al
siglo XXI, con el retroceso palpable del
ser civilizado que alguna vez fue, convertido en la bestia salvaje de ahora, quizás más cerca de sus
antecesores cavernícolas. Como la promisora empresa siempre ha acabado por el
camino errático de la imposición a fuerza de lavados voluntarios e
involuntarios de cerebros, tal vez ahora se alcanzaría mejor suerte con los avances
de la ingeniería genética, a salvo de manipulaciones indeseables, en herméticos
laboratorios.
Ante
el fiasco de tantos “hombres nuevos”, le tocaría a la ciencia de hoy el ilusionarnos
con su reemplazo definitivo por los “cigotos nuevos”, de verdad-verdad. Es
decir, brindarnos la incomparable realidad de un mundo también sin precedentes,
llena de esa gente que en los concursos de belleza y en los “reality shows”
siempre describen como “bellas por fuera y por dentro”.
La oportunidad del desarrollo de “cigotos nuevos”
ofrecería igualmente la opción de instalar caracteres genéticos dominantes que
impidieran el tránsito de vehículos por los hombrillos, la ingesta de semáforos en rojo, el bloqueo
de los pasos de peatones, el saltarse las filas de espera en demanda de
productos o servicios, el atropellar a los más débiles, el aprovecharse suciamente
de las riquezas de instituciones públicas para favorecerse a sí mismo, a sus
familiares y amigos, o abusar por la fuerza de cualquiera que se le atraviese y
le oponga algún tipo de resistencia.
Los “cigotos nuevos”, de manera complementaria,
durante toda su existencia resguardarían su salud física, mental y espiritual,
y reforzarían sus genes con los ingredientes de la mejor cultura y educación,
con las formulas del apego al trabajo para ganarse un digno sustento, el levantamiento de hogares que fortalecieran
la vida comunitaria y la protegieran de los enemigos del respeto y de la paz, sin
apartarse del socorro a los desposeídos, y el cumplimiento inequívoco de los
deberes ciudadanos como la defensa de las libertades y el repudio a aventureros
que pretendan someter a los pueblos.
Cuando esa reingeniería genética nos alcance, en
cualquiera de estos siglos por delante, entonces sí resultará irrefutable la
máxima felicidad que hace tiempo había sido decretada en República Bolivariana,
como parte de los engaños propagados en su condición de estado dependiente
asociado de la dictadura castro-comunista cubana. Mientras tanto se va a
requerir de las mujeres y hombres de buena voluntad que permanezcan en su
empeño para que no se extinga la información vital que imposibilite la
corrupción de los “nuevos cigotos”, antes de que lleguen a nacer.
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