DOMINGO 7: Pesado al Cubo
Desde
hace tiempo se viene hblando de pesadas
grasas, unas buenas y otras malas, como consecuencia de hábitos de comidas del
pasado: “Eres lo que comes”. Por extensión, en la primera clase quizás cabría
el inmenso volumen de los luchadores de sumo. Entre las segundas se
derramarían, tal vez malolientes, las grasas acumuladas en las comprobadas
frustraciones, desengaños y traiciones en cada dirigente de dictadura comunista
conocida, y de las cuales aún prolonga estertores el despropósito castrista,
expandido a su estado dependiente asociado de la República Bolivariana (“RB”).
Llegada
la degeneración del pensamiento ante el fracaso, el fanatismo se acuartelaría
ahora con viejos textos comunistas que, en la práctica, imponen lazos fríos
llenos de calculadas maniobras para alcanzar y retener el poder a todo costo –incluyendo
la esclavitud de los pueblos–. Desaparecerían los cálidos vínculos de afectos
que comprometen a seres humanos, disparando
desgracias y desventuras sin mirar a quien se perjudica. Los excesos de pasividad,
miedo y conformismo provocarían vista gorda a la persecución de familiares,
amigos, y sin excepción posible a los compañeros o camaradas ideológicos, a
quienes acosarían hasta la muerte si se les ocurriera desertar de la pandilla.
Al
engaño de la “RB” denominado “Socialismo Siglo XXI” –ya dejado de mencionarse
así con la muerte de su principal propagandista–, se le había caído la
piel de mansa ovejita y la pretensión de nuevo producto en 2010. Entonces, el dictador Fidel Castro con la autoridad de
anciano sabio, devolvió el asunto a los principios enunciados por Karl Marx
(1818-1883), aclarando que aquel era “El comunismo, el que el propio
Marx definió como Comunista”. El pasado de fracasos bajo las dictaduras
de banderas rojas en cualquier parte del mundo, a partir de allí también se
asumiría solidaria y abiertamente como línea de gobierno despachada a Caracas
desde la Cuba de los Castros.
Quedó a la vista que el pasado –pesado al cubo– de la “RB” tendría mayor
prontuario al acreditado y acumulado en terreno patrio, en las insurrecciones
alentadas por el castro-comunismo el 4 de Febrero y el 27 de noviembre de 1992,
así como en la arremetida de 2002 a la altura de Puente Llaguno, contra una
marcha pacífica de ciudadanos. Los hechos delataron igualmente las
complicidades en las continuadas invasiones comunistas contra la democracia
venezolana, añadiéndose “El Carupanazo” y “El Porteñazo” en 1962, el incidente
de Machurucuto en 1967, los reiteradas emboscadas de la guerrilla urbana, el
asesinato de policías, los asaltos a bancos y, en 1963, el ataque por sorpresa
al tren del Encanto, donde se dio muerte a 5 guardias nacionales, quedando
heridos varios civiles que iban de excursión.
La
reunificación de un país, llegado el cese comprobado de injusticias promovidas
por gente en el poder, la instigación al odio, y el desmantelamiento además de
las células armadas para atemorizar y agredir a quienes piensen diferente, sólo
cerraría el capítulo definitivo con un pasado que se haya despejado con castigo
a los causantes de tantos delitos,
estafas, abusos de lesa humanidad, y sostenida negligencia para gobernar por
más de tres quinquenios. La fórmula de
reconciliación sobre una proposición de “pasado pisado”, solo funcionaría en
mentes suicidas, al margen de la aleccionadora sentencia "El
que la hace, la paga",
bastante en desuso y sustituida por la impunidad que acrecienta la ocurrencia
de fechorías.
Comentarios
Publicar un comentario