DOMINGO 7: PA’L DORADO
Por
Josué Domingo Fernández Alvarado
El
Carnaval 2012, sin registrar los sucesos de octavita, quedó opacado por la conmoción en las redes sociales con una inesperada
gravedad del Presidente de la República y su viaje a Cuba, relacionados con
el mal que estaría padeciendo. A falta de pruebas ó comunicados médicos
pertinentes, la presencia del confesado enfermo “en cadena” fue el recurso para anunciar, pasadas 72 horas de
misterio, que “tengo que operarme otra
vez”. Poco antes el Ministro de Información atribuyó los rumores a “la canalla”, y el Presidente de la
Asamblea había reportado la “buena salud”
del Jefe. No obstante, el suspenso de costumbre continuará, omitida la posibilidad
de enmienda mediante vocerías de origen clínico, para que el pueblo reciba un parte inobjetable sobre la salud del
mandatario.
A falta
de fuentes reputadas para confrontar diagnósticos y tratamientos, de inmediato aparecieron
dudas entre expertos en analizar golpes y contragolpes mediáticos, los cuales
atribuirían el asunto a una suerte de ardid semejante a los viejos intercambios
de espejitos por pepitas de oro, de la época de “El Dorado”. La manipulación a
una publicación de O’Globo, serviría de
oportuna excusa al gobierno en el intento por sacar del debate público el éxito
de las elecciones primarias de la Alternativa Democrática. Para otros, se trataría
además de una trampa a la gente comprometida del régimen que omitiera claro pesar
dejando entrever distanciamientos, en público ó en privado, descubriendo la
condición de traidores prematuros, merecedores de ser echados fuera del barco bolivariano.
Verdad o mentira lo anterior, el tiempo se
encargará de afirmar o negar la hipótesis sobre una Sala Situacional en
Miraflores, maquinando espejitos resbalosos para el canje por joyas ocultas en
manos de despistados, casi listos para aflojarlas ante el primer anzuelo. En
ese ó cualquier otro momento en que se repita el libreto, la estrategia
rendiría resultados en la pesca de descuidados que duermen confiados ajenos al
peligro en acecho. A los incondicionales también se les premiaría después con
la pronta recuperación milagrosa del enfermo por venir, sólo creíble a la
reencarnación misma del todopoderoso, y por
lo que se deberá seguir venerándole con mayor fervor todavía.
Sin
embargo, hasta los magos excepcionales terminan por cansar cuando remachan
igual presentación, porque se agotaron las posibles variaciones en función
ininterrumpida y continuada por trece
años y dele. En el caso de los
indios engañados con los espejitos, una vez conscientes de ese abuso, decidieron cambiar el timo por el mito
de “El Dorado”, enviando a los invasores por un camino en el que lograrían satisfacer
la ambición por metales y piedras preciosas, si sobrevivieran difícilmente a
esa venganza pacífica con idéntica moneda falsa.
Más
recientemente, por aquí se comienzan a ver las ganas de muchos por mandar “Pa’l Dorado” a cualquier farsante de
espejitos, que vendrían reflejadas en la alta participación de votantes en las
elecciones del “Candidato de la Unidad” en zonas pobladas por “dignificados”, así
como por favorecidos con subsidios, bonos, artefactos, viviendas y misiones. De
allí, el empeño por conocer la identidad de los votantes, para excluirles de los
programas de ayuda oficial. Pero, mientras se tenga latente la fuerza del
cambio nunca cuajará
la mala leche de algunos, que
tropezarán de frente con la resistencia ciudadana.
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