DOMINGO 7: INSTIGACIONES
Por Josué Domingo Fernández Alvarado
En 2012 se cumplirán 50 años de “El Porteñazo” y 20 del “4 de Febrero”, dos “madrugonazos” separados por tres décadas, aunque enlazados
por la instigación a la violencia
extrema a soldados que, cumpliendo con el servicio militar y supeditados a la
obediencia de sus superiores, fueron llevados convertidos en "carne de cañón" a dispararles a otros compatriotas
además, como sólo se vería en los paises sanguinarios de mayor atraso en el mundo. A
esas tropas se le ordenaría inclusive, muchas veces, el dar sorpresa a desprevenidos
todavía durmiendo indefensos. Una brutalidad consumada por reducidos grupos de golpistas, muy bien identificados antes y
después, que aún no piden perdón ni se arrepienten de sus fechorías, y más bién
se autoproclamarían desvergonzadamente como un conjunto de héroes.
Entre los militares sobrevientes
de la agresión de 1962 respaldada desde Cuba contra la democracia local –cuyas instituciones habían jurado en vano defender–, y los civiles que fueron complices conscientes, una gran
parte está en el poder en Venezuela quizás como cuota de retribución al aliento recibido de los mismos cubanos que ya
gobernaban allá medio siglo atrás. Ese agradecimiento
ha tenido continuidad en aumento de 1998 a 2012, y admiración inocultable
añadida a los desalmados que en 1959 comenzarían el exterminio de cualquier
opositor mediante fusilamientos extensivos a algunos aliados, alcanzando según
activistas en el extranjero 44.700 vidas acabadas por la tiranía de los Castro,
repudiada hasta por Carlos “El Chacal”.
La ahora histórica dependencia de la Habana también facilitaría de allí el precedente
de aniquilar con realidades cualquier entusiasmo inocente, como el de algunos venezolanos
con el recién presidente electo en 1998, al hablarles éste desde la posteriormente
"expropiada" sede del Ateneo de Caracas, su primera y última tribuna de amplitud. En el libreto
cubano, en el Campamento Militar de Columbia, además con paloma blanca posada en el hombro para mayor
dramatismo, Fidel Castro había expresado:
"...Y quiero decirle al pueblo y a las madres de Cuba, que resolveré
todos los problemas sin derramar una gota de sangre. Le digo a las madres, que
nunca a causa de nosotros tendrán que llorar… ¿Armas para qué?”
Otra copia descarada estaría
en el antes y después del 13 de Enero de 1959, cuando Fidel Castro se curaría
en salud de algo que ya percibiría como malo y declararía: "Son
calumnias contra la revolución decir que somos comunistas, de que estamos
infiltrados de comunistas". No obstante, el 1°de diciembre 1961 se echa
para atrás y declara: "Puedo decir
con plena satisfacción, que soy marxista-leninista y lo seré hasta el último
día de mi vida". El “sigüí” criollo
–en la acepción más “light” de R.
Núñez y F.J. Pérez– se diría marxista en
2010, pero sin haberse leído la cartilla básica de “El Capital”, a confesión
propia.
Para la
gente que de verdad ama y ayuda al prójimo sin cobrárselo, que respeta la vida
ajena y lo que no es suyo, comprensiva de la diversidad de credos y
preferencias, orgullosa de sus logros con esfuerzo propio, que desea elegir y
cambiar dirigentes cuando buscan perpetuarse: la mejor opción es acudir a votar
el 12 de Febrero, y con la unión de todos continuar hasta dar fin a la sumisión
a mercenarios y postulados de intrusos, propiciar el regreso de militares a sus
cuarteles por la defensa real de la soberanía, y abrir el juicio debido para
que no se repitan amenazas ó se vuelva a disparar contra el pueblo.
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