El nombre de una enfermedad o simple dolencia a menudo tiene la terminación griega de "patía", tal sería el caso de cardiopatía, encefalopatía, endocrinopatía, gastropatía, neuropatía. Cuando esas palabras suenan de cerca se encienden alarmas para determinar el grado del daño y buscar tratamientos oportunos, porque la sola mención sugiere un estado ya avanzado del mal. Lamentablemente esa costumbre no aplica para trastornos de origen social, como en el caso del voto venezolano que lleva tiempo agonizando de "votopatia" declarada, pero su últimos respiros se pierden en culpas y justificaciones inútiles que impiden la recuperación de su salud. Venezuela ha naufragado a mediodia y rodeada de sus habitantes, en el remolino de una dictadura mayor de 21 años, consentida con prominente afán de descrédito de las libertades del ser humano. En consecuencia, la tirania flota con facilidad mediante fraudes en votaciones con circuitos territori...