Explosivos de Fin de Fiesta




Aunque se esperaba a otro proveniente del Norte, fue el Santo de Nicolás el que llegó y tomó posesión con adelanto de medio año, de acuerdo con la algarabía suscitada. La celebración popular por la traída de la súper costosa gasolina iraní -de dudosas propiedades para hacer adecuada combustión en los motores  en Venezuela- es una de las más trágicas circunstancias de hoy. En especie de veneración al Santo de  Nicolás, siglo XXI -porque los santos viejos sí harían milagros-, el país entero lleva una quincena de estruendosa bulla con olor de gasolina pestilente,  muchas horas y hasta  días en cola, pagos en dólares imperiales bastante alejados de los cristianos de a pie, y amenazas de  cruenta cacería a cuchillo por delincuentes desalmados civiles y militares tras el papel verde. 




Hay festejo para rato,  hasta que se agote esa gasolina en  kilómetros recorridos inútilmente en busca de cualquier cosa barata, mientras alcance la remesa inicial del refinado; o que los embarques iraníes puedan reponerse del cuento fatal que les acusa de haber perdido la bandera panameña,  y ese salvoconducto para cruzar mares reservados a naciones libres, según Reuters. Sin contar, de igual forma,
los frecuentes tambores de guerra del medio oriente, que podrían interponerse en la travesía intercontinental con la que se arriesgan los regímenes de los dos países. Por último, que la gente estalle por provocación del propio Santo de Nicolás, que se desquitaría así de la burla del déspota, con los carbones que guarda para la gente mala, por haberle interrumpido las vacaciones tropicales apenas comenzando el verano. 

Hasta ahora son pocos los que ven la tragedia en marcha acelerada porque esta se mantiene  acechante en silencio,  con la emoción que no cabe en el pecho por la comprobación de que nadie causó los destrozos del "caracazo", a pesar de una medida todavía más estrangulante: Precios aumentados por las nubes, de cuanto use transporte para alcanzar a los barrios. El ensayo del "caracazo" fue una simple comedia para alborotar, saquear negocios, y unificar complicidades y luego acabar con la democracia; pero es sabido que en dictadura se hace represión y  persecución anticipadas,  y  así se apagan las protestas de atrevidos valientes despistados.

Por dos semanas continuas, las caras venezolanas lucen el risueño ajetreo de “compras de última hora”, previas a largas festividades. La alegría forzada como recurso del pobre deberá continuar con la ilusión de llegar a los subsidios para enroscados en la pomada, cajitas de víveres de procedencia y calidad comprometida con la corrupción, bonos devaluados a la nada antes de encontrar banco que los honre, y la sensación aprendida de lo peor que sería todo si no llegara el Santo de Nicolás, y mucho mejor si se aparece a destiempo. La nueva apuesta es por el pernil navideño que ya está en el horno, pero se quedaría crudo por la falta diaria de luz o de gas.  A propósito de la semejanza de este jolgorio con las celebraciones de fin de año,  hay que advertir que, a ninguna alcancía, nunca deben ir a parar los engaños, como los que canta Tania de Venezuela en su tema "Llego la Navidad", en la vitrola que suena de seguida: 


Audio narrativo y musical en:

https://youtu.be/3pzkgLTtB4E


Ampliaciones al pinchar imágenes de abajo.










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