LIQUIDACIÓN TOTAL

La derrota momentánea del corona virus  estaría cerca -la total bastante lejos-,  en menos días que los meses que tardó en propagarse, debido a lamentables omisiones de la dictadura comunista de la China. Se denuncia el fatal hermetismo característico de temores a la propaganda adversa,  a través de  restricciones al flujo libre de informaciones. Como tranca adicional habría que sumar el retraso  oficial de ese  régimen,  surgido de la posición a la defensiva en la banal discusión sobre su virtual culpabilidad como propagador de la pandemia, en vez de apurar soluciones creíbles para mitigar los daños causados.


Verdaderamente indiscutible es que el número de muertes, de contagiados, y de tratamientos inútiles solo se logró reducir cuando las noticias circularon con escasas restricciones entre continentes, dentro de cada nación y poblados más pequeños, para detener la expansión principalmente, con la conveniente e inédita declaratoria de cuarentena mundial.  El tomar en serio los anuncios de catástrofe permitiría la salvación a quienes se opusieron a las juergas públicas  y a esa desalmada desconsideración que agregaría muertes por aparente trastorno demencial.


La liquidación total continuará en suspenso sin embargo, mientras dure la humanidad y las malas prácticas repetidas con carencia del mínimo pudor, en momentos de extrema gravedad universal. La esperanza de sobrevivir dependerá en lo adelante del esfuerzo por combatir a quienes persiguen la esclavitud de los demás —sin derecho al pataleo—, y el robo del dinero público como forma impune de subsistencia de la delincuencia organizada. El antídoto por probar exigiría sacar de raíz la opacidad para reconstruir un universo sustentable que albergue a sobrevivientes de cada calamidad por venir, vacunados contra la domesticación inducida por profesionales de conspiraciones.



La alcancía requiere estar bloqueada a cuanto se empaqueta con poca transparencia, y de manera inviolable si hubiera sospecha de daños colectivos por mentiras deliberadas. Con gran parecido al lamentable efecto cuarentena, el cantante, músico y compositor argentino, “Vicentico”, asimismo cofundador y vocalista de la banda Los Fabulosos Cadillacs, cierra con música el comentario de hoy, con su tema “La Libertad”…


Audio narrativo y musical en:


 “Que vuelva” con Juan Valderrama y Miriam Cantero



Ampliaciones al pinchar imágenes de abajo.








Comentarios

  1. El excelente periodista y comunicador porteño, Josué Fernández, me envió uno de sus sesudos artículos, “Liquidación Total”, que leí con detenimiento y beneplácito.  Josué manifiesta que “la derrota momentánea del coronavirus estaría cerca”, pero la derrota total está “bastante lejos”. Esto debido al hermetismo conque los regímenes, tales “como la dictadura comunista de China” manejan la información a su conveniencia. En su ensayo nuestro paisano Josué señala con puntillosidad que lo “indiscutible es que el número de muertes, de contagiados y de tratamientos inútiles sólo se logró reducir cuando las noticias circularon” (negrillas mías).
    Es cuestión de libertad contra opresión. De vivir en una sociedad donde se diga la verdad y se luche contra el oscurantismo propio de los regímenes totalitarios. Josué lo dice: “La esperanza de sobrevivir dependerá en lo delante del esfuerzo por combatir a quienes persiguen la esclavitud de los demás -sin derecho al pataleo”.
    Recomiendo “Liquidación Total”, esta pieza de Josué llena de palabras, de audios (su propia narración en su voz de locutor) y de video (la canción “Libertad” de Vicentico).
    Gracias y abrazos para el gran Josué.

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  2. El comentario fue escrito por el buen amigo y analista Luis Raúl Villamizar. Agradecido.

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