Venezuela ’86, por Josué D. Fernández (*)
Recrear ciertos detalles de
treinta años atrás, es un ejercicio que permite descubrir advertencias que en
su momento pasaron desapercibidas. Sería el caso de la persona maltratada que ahora
repite en popularidad, en letra y música de la composición “Hasta que te
conocí”, por la muerte de su autor, el
mexicano “Juan Gabriel”, el último agosto.
En el estreno, casi nadie prestó atención a la historia de esa canción, a pesar de la
insistencia en emisoras de radios de golpecitos de xilófonos y conteo de las horas del día, así
como en los bares que todavía mantenían rocolas a gran volumen para ensordecer
despechos. La nostalgia que cantaba el verso, no era para venezolanos ─“bobalicones”
quizás diría Chirinos─.
Yo vivía tan distinto,
algo hermoso
Algo divino, lleno de felicidad
Yo sabía de alegrías, la belleza
de la vida
Pero no de soledad, pero no de
soledad
De eso y muchas cosas más
Yo jamás sufrí, yo jamás llore…
Era imposible ponerse en onda taciturna, cuando la realidad del país, entrado
Mayo, permitía gastar sesos en las
campañas por Miss Venezuela de las famosas Bárbara Palacios, Maite Delgado, Catherin Fullop, Raquel Lares,
Carolina Perpetuo y Laura Fazzolari, considerada entonces la
ahijada de Blanca Ibañez, prominente figura en el palacio presidencial. De
menor renombre posterior, otras candidatas destacadas fueron María Begoña
Juaristi, Nancy Gallardo y Yoelis Sánchez. La gala de la elección subiría el calor con Fedra López y su monito en
hombros, y Herminia Martínez con sacudidas por el día de Zarabanda.
Mientras Venezuela aún no estaba para añoranzas,
Juan Gabriel a la par, desde México, en ritmo lento pero de movimiento
progresivo, advertía que cambiar para mal era simple cuestión de decisiones
equivocadas.
No sabía, de tristezas, ni de lágrimas
Ni
nada, que me hicieran llorar
Yo
sabía de cariño, de ternura
Porque
a mí¬ desde pequeño
Eso
me enseño mama, eso me enseño mama
Eso
y muchas cosas más
Yo
jamás sufrí, yo jamás llore
Yo era
muy feliz, yo vivía muy bien…
A finales de la década siguiente, las estrofas
remanentes de “Hasta que te conocí”, difundidas en 1986, acabarían talladitas
para narrar la tragedia venezolana. El tema fue inútil para abrir los ojos a
muchos y evitar el destino de aquella persona maltratada, que se repetiría en
los millones de habitantes sometidos por tres lustros y medio a un régimen de
corte autoritario y represivo.
La distracción también alcanzaría a Juan Gabriel en
su última visita en 2013, con su impopular y desorientada ocurrencia de cantar
mañanitas en el Palacio de Miraflores.

La raya. Le cayó la chupa
ResponderEliminar¡Bien dicho amigo!
ResponderEliminarEsa época nadie pensaba que podia haber algo peor que los adecos !
ResponderEliminarParece que la ingenuidad se ha perdido a izquierdazos al hígado y demás vísceras. ¡Donde más duele!
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