DOMINGO 7: Histeria Histórica
La “República Bolivariana” (RB) produce tales
trastornos mentales, que los efectos más graves en las personas son directamente
proporcionales a la cercanía en que se encuentran del cogollo. Sin precedentes
ha resultado la propagación del paroxismo, en lo interno y en lo externo, encubriendo la decadencia de un régimen
prolongado teatralmente, durante catorce años. La turbación alcanza momentos
culminantes en la manipulación indolente de un enfermo como espectáculo central,
y se recurre a escenas de suspenso para elevar
el drama de la función.
No obstante, aguardando el juicio sin ventajismos de
tarde o temprano, también sigue creciendo el “Expediente de Delitos del
Gobierno Bolivariano” instruido con la
violencia sin reparo, la baja en los índices educativos, la construcción
defectuosa de viviendas, la permisividad otorgada a sus corruptos, la
desaparición de alimentos y medicinas, etc.,
y ahora la reducción a la mitad del valor de la moneda del pueblo.
De la mayor inclemencia, asimismo, los maltratos a la jueza Afiuni y al comisario Simonovis, entre los presos
políticos llevados a extremos de sufrimiento. El autor principal de ese
desastre no podrá lavarse las manos argumentando enfermedad.
En la “RB” solo guardan silencio cómplice del “Expediente de Delitos
del Gobierno Bolivariano”, aquellos bien conocidos que son retribuidos con
favores obtenidos de abusos de poder y de los ingresos de las ventas
petroleras. Sin embargo, el procedimiento ensayado fronteras adentro tiene desvergonzados
clientes, ya identificados igualmente, en Argentina, Ecuador, Bolivia, Brasil
Colombia, Cuba, Nicaragua, Perú, Uruguay, Unasur, Petrocaribe, y en la Secretaría General de la OEA. Las excepciones de dignidad
nunca serán olvidadas al recobrar Venezuela su nombre singular.
Cuando se escriba fríamente sobre esta especie de
histeria continental sin dudas de carácter histórico, los maromeros de mayor audacia
quedarán minimizados con las extraordinarias volteretas para explicar los
cuentos del candidato enfermo que estaba sano,
el truco de la ausencia temporal, el elegido de sobrevenida acción
prolongada según condición caduca de presidente, posteriores juramentaciones a
escondidas aún por verse, la usurpación de un triunvirato interino; y las
maniobras electorales para cubrir apariencias democráticas y caras de fariseos –aquí y allá– ocultando
afanes dictatoriales, pero “protagónicos
y participativos”, los cuales se servirían de los débiles.
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