RENUNCIA Y EMPODERAMIENTO FALLIDO



En medio del desconcierto social provocado en Venezuela por distintos agentes, a la par conviven factores  de renuncia natural y de empoderamiento fallido como complementos que se cuelan por rendijas de las mentes de los venezolanos.  Tal es el aturdimiento sin embargo, que quizás resultan de poca relevancia ante el exagerado recrudecimiento de asesinatos, represión desatada, mentiras, insultos, presos políticos tras juicios amañados, a los que se suman repetidos encarcelamientos de los líderes Antonio Ledezma y Leopoldo López;  y consumados arreglos de votaciones con serias sospechas de fraude, en un conjunto ajeno a la Constitución Nacional refrendada en 1999.

Muestra reciente de empoderamiento fallido, derivación del incumplimiento de compromisos confiados y contraídos,  surgiría de la ruptura de raíz de la gestión mediadora que dejaría inconclusa el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero. La respuesta lógica al regaño público del mandamás criollo, agravado por una pretendida sumisión expresa del español, casi mercenaria entre jefe y subordinado, con reproche por “inconsulto” del comunicado conciliador del 30 de julio.

La descalificación de Rodríguez Zapatero entraría en los cuentos de adultos tratados como si fueran niños de pecho, y sepultaría el recuerdo que se tenía en Venezuela y España de su famosa y digna intervención en Santiago de Chile, casi una década atrás, en la clausura de la “Décimo Séptima Cumbre Iberoamericana”.


En estas latitudes, Rodríguez Zapatero vivía en la mente de muchos como el noble personaje que estuvo al lado del rey Juan Carlos I, en el momento en que se dirigió a  Hugo Chávez, señalándole con la mano, al grito de "¿Por qué no te callas?". Vale recordar que, en el estilo descalificador del difunto Chávez, dejado como testamento de camorrero a su sucesor Maduro, la afrenta que ocasionó el repudio del Rey iba contra el  ex presidente José María Aznar, del que Chávez se mofaba y acusaba de "fascista". La perorata desbordada del que aún es llamado por aduladores como “comandante galáctico, universal y celestial”, o sea Chávez, igualmente culparía a Juan Carlos I de pasividad en 2002, tras su renuncia a la presidencia “bolivariana” según manifiesto de los militares. La paradoja del antes y del ahora, está en que Rodríguez Zapatero habría descendido en estos años  de la cima política de España, al foso  de los colaboracionistas de la última dictadura caribeña, retribuidos tal vez con fondos petroleros de dudosa procedencia.

A propósito de esa renuncia de Hugo Chávez en el 2002, la misma constituiría en realidad un efecto de empoderamiento fallido, de poder perdido al acabar vencido el sujeto por su misma negligencia. Al menos, esa fue la percepción de muchos tras la versión televisada a cargo del general Lucas Enrique Rincón Romero, en la madrugada del 12 de abril, expresando que, cita fiel,  “los miembros del Alto Mando Militar de la República Bolivariana de Venezuela deploran los lamentables acontecimientos sucedidos en la ciudad capital en el día de ayer.  Ante tales hechos, se le solicitó al señor Presidente de la República la renuncia de su cargo, la cual acepto”…

De regreso al asunto del empoderamiento fallido, lo correcto era y es la renuncia,  cuando interna o externamente, se perciben incumplidos los compromisos asignados. Si se le pusiera música, ese episodio posiblemente sonaría como “Fallaste Corazón”, según se le oyó  entre otros al mexicano Antonio Aguilar ( https://www.youtube.com/watch?v=SZC9njtZ5D0 ).  Así sería además, por elemental dignidad, un eventual retiro de estos confines de José Luis Rodríguez Zapatero, después de la desautorización de su método mediador por el lado gubernamental que requirió sus oficios. 

Otra esperada renuncia sería la del propio conductor del régimen bolivariano,  al aumentar evidencias de alteración de resultados de la reciente votación nacional, denunciada hasta por la empresa “Smartmatic”, la cual  es señalada en la calle como el aval de chanchullos electorales anteriores. Dura disidencia manifiesta que disolvería la excusa para legitimar a la fuerza una asamblea nacional constituyente, fuera de la carta magna vigente.
















Ciertamente, el empoderamiento fallido aconseja la renuncia voluntaria o involuntaria  a encargos asumidos, según testimonió en “La Renuncia”  el poeta Andrés Eloy Blanco, el mismo venezolano célebre en el mundo por sus “Angelitos Negros”, recordado oportunamente hoy  a pocos días del 6 de agosto, fecha en que nació en 1896. En dos estrofas de ese poema, Blanco escribió:

“He renunciado a ti. No era posible.
Fueron vapores de la fantasía;
son ficciones que a veces dan a lo inaccesible
una proximidad de lejanía…

He renunciado a ti, y a cada instante
renunciamos un poco de lo que antes quisimos
y al final ¡Cuántas veces el anhelo menguante
pide un pedazo de lo que antes fuimos!



El artículo adosado forma parte de “Experiencias Mayores”, suplemento en el programa “Estamos en el Aire”, a las 4:30 de la tarde, cada sábado, por http://www.radiorumbos670am.com.ve/, en cuya discusión los interesados pueden tomar parte por los teléfonos +58 212 284.04.94 y 285.27.35, o mediante mensajes directos por Twitter, a Josué Fernández, @jodofeal, o aquí en www.comunicadorcorporativo.blogspot.com





Comentarios

Entradas populares de este blog

RUTAS DE ESCAPE

En RCR de 35 , hace 35 años

GRATITUDES