DOMINGO 7: DUEÑOS DEL GARROTE
El pueblo venezolano votó el 14-A
para zafarse democráticamente del yugo
impuesto en “República Bolivariana” (RB), pero fallaría en medio de transferencias
en efectivo a miembros de poderes públicos. Sin embargo, poco a poco se desnuda
el fraude de ventajismos desvergonzados, registro amañado de electores,
coacción al votante, amedrentamiento y represión a testigos; y hasta la burla a
otros países a los que se les ofrecería y luego negaría la auditoría seria para
verificar quién habría obtenido la diferencia que le hiciera verdadero ganador
de la contienda.
Cuanto está ocurriendo en la “RB”
supera las fechorías atribuidas a un ciego déspota en solitario, porque en
ellas se cuela la alcahuetería de comunidades extranjeras que le prestan el
garrote. Anteponiendo intereses
comerciales o compinches politiqueros, aún resultan de atorada digestión e imprevisibles
consecuencias la tolerancia y convalidación tácita reciente de Brasil, Uruguay,
Argentina y hasta Colombia a una usurpación -mientras no se pruebe lo contrario
según la promesa a Unasur- que, seguramente, jamás permitirían a los
suyos.
El grado de “complicidad para
delinquir” quizás castigará a los de adentro y afuera que hayan mantenido la
vista gorda sobre abusos cometidos en “RB” en forma continuada desde 1998, en desconocimiento
de derechos humanos, muchos calificados de lesa humanidad. La historia comenzaría
con las sospechas de homicidio culposo por los retrasos para socorrer a las
víctimas de la vaguada del litoral central en 1999.
Autores y solidarios de la
“RB” tendrían que responder asimismo sobre desvío de culpabilidad en crímenes
de Puente Llaguno; ocultamiento de
asesinos de Danilo Anderson; persecución a señalados en “Lista Tascón”, despidos masivos de PDVSA; represión de protestas
de estudiantes; perdigonazos y “gas del bueno” para manifestantes pacíficos y,
de crueldad extrema, la muerte de Franklin Brito, y desmedidos atropellos a
María de Lourdes Afiuni, Iván Simonovis, y al general Antonio Rivero.
La alevosía en “RB”, que
compromete igualmente a los suministradores del garrote, quedaría patente como muestra innegable en el
anticipado desacato a una sentencia de la Corte Interamericana de los Derechos
Humanos, para reparar daños causados a RCTV. A tantas otras situaciones al
margen de las leyes se sumaría el ministro de la vivienda, Ricardo Molina, al
declarar "Me importa en lo absoluto lo que dicen las normas
laborales", dando calidad de parias a despedidos ilegalmente en su
despacho. A la
cárcel irán a parar todos, ¡temprano o tarde!
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