“Un toque de locura”

Semejante título  parece cuadrar con el desespero de muchos para enfrentar la tortura que empuja a Venezuela hacia un gran asilo de locos, probablemente con la inspiración del fallecido psicópata Edmundo Chirinos, quien fue destacada pieza en la importación del castro comunismo cubano, entre otras de sus dolorosas proezas.  La herencia de Chirinos recoge violaciones y muerte de paciente en su consultorio médico,  y también el entrenamiento de seguidores, quienes dotados de igual cinismo al de su mentor, serían ahora las fichas superiores en el diseño y puesta en práctica de  políticas de esclavización del pueblo, a través del “plan de la patria” de la llamada “revolución bolivariana”.

El recetario de inspiración psiquiátrica más evidente para tratar la rutina de los venezolanos, pasa en principio por imponer la asfixia de los enfermos adultos, adolescentes o niños, por falta de medicamentos; y a escudriñar bolsas de basura para hallar alimentos al alcance general, debido a sus altos precios y escasez.

Los desajustes emocionales cada vez más comunes ante esos cuadros de miseria, quizás guardan triste parecido con los del personaje “María Antonia”, creado por José Ramón Villarroel, “El huracán del Caribe”, y lanzada a la popularidad en el debut de Gualberto Ibarreto:

Del "Elogio de la Locura de Erasmo de Roterdam,
a 500 años de su publicación
Para los que se salvan de aquella terapia de choque, el tratamiento de enloquecimiento inducido tiene varias presentaciones, según el grado de importancia del segmento de la población como obstáculo en los planes de la dictadura.  




A los que dan la cara alegando representación de una resistencia pacífica, la tiranía les marea con diálogos que nunca llegan a producir resultado concreto hacia adentro, a pesar de convocatorias en cadenas de radio y televisión con sonrisas de avisos de crema dental desparecidas, bendiciones de la Santa Sede; de gobiernos acompañantes, aunque en especial de mercenarios simpatizantes, miembros del cártel de opresores ideológicos internacionales. Al final, la banda de enemigos de los pueblos libres, con intromisiones extranjeras añadidas,  cumple el encargo de debilitar a los frágiles liderazgos de opositores locales, quienes entonces se enredan con acciones  y omisiones desarticuladas, al tratar de convencer sobre el por qué mantienen la fe en métodos civilizados, frente a ataques claramente salvajes. El lamentable resultado es la división de opiniones entre unos que ratifican apoyos, y otros que lo retiran,  y ambos coinciden en creer que la razón está de su lado, con desmedidos insultos y descalificaciones, que van y vienen.

Para bloquear caminos remanentes con trampas adicionales para todos los venezolanos democráticos, una nueva versión del juego del gato y el ratón se lanzó simultáneamente desde el laboratorio  para propagar demencia colectiva. Los medio-sanos mentales después del cuento del diálogo, tendrían que tragar de seguida el veneno encapsulado en elecciones de gobernadores de estados,  como mandato de una asamblea nacional constituyente (“ANC”), instalada de forma ilegal, y  tras votaciones fraudulentas, con denuncia calificada de “Smartmatic”, su anterior operador de las máquinas electrónicas. Pero,  con la mayor desvergüenza,  la decisión fue asumida de inmediato por el árbitro electoral, el cual ignoraba convenientemente los plazos de otras consultas previas como el referendo revocatorio del mandato presidencial, o la simultaneidad de las renovaciones de asambleas legislativas, alcaldías y concejos municipales. Con la sangre fresca de estudiantes muertos en protestas callejeras por más de 60 días, los políticos de oposición voltearon esa página rápidamente, y entraron de lleno a buscar cargos públicos que, de ganarse y no repetirse el fraude, correrán el riesgo del desconocimiento de la  “ANC”, como ya figura entre sus amenazas sin ningún tipo de freno, y el completo respaldo del “Tribunal Supremo de Justicia” (TSJ). 

Más golpeados que “pocillo de loco”, los militantes partidistas de oposición, discuten todavía la mejor oferta para el país, porque no es fácil cuando las cosas se repiten y van de mal en peor. Para casos así, no obstante, en un plano distinto pero equivalente,  el compositor español Manuel Alejandro dejó escrito un “toque de locura”, que interpretó el venezolano José Luis Rodríguez “El Puma”.


En busca de acomodos urgentes, en medio de las situaciones que provocan  locura en Venezuela, hay quienes insisten en ir a  votar para demostrar lo ya demostrado de que la tiranía no cuenta con apoyo popular, y además que valdría la pena el poner la mejilla a la siguiente bofetada, con la esperanza de que ese sacrificio tenga  minucioso escrutinio y reconocimiento mundial.

Sería cuestión de reflexionar con cabeza fría para escoger entre esa y una opción diferente de la misma Biblia. En efecto,  en Lucas 6:29 se lee que "Al que te hiera en la mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, no le niegues tampoco la túnica”.  Sin embargo, en el Sermón de la Montaña, según Mateo 7:6, Jesús advirtió  “No den las cosas sagradas a los perros, no sea que se vuelvan contra ustedes y los hagan pedazos. Y no echen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen.”

El artículo adosado forma parte de “Experiencias Mayores”, suplemento en el programa “Estamos en el Aire”, a las 4:30 de la tarde, cada sábado. Breve espacio editorial ligero, con música a propósito del asunto que trata, y  a veces con gotas de humor.  Por http://www.radiorumbos670am.com.ve/, en cuya discusión los interesados pueden tomar parte por los teléfonos +58 212 284.04.94 y 285.27.35, o mediante mensajes directos por Twitter, a Josué Fernández, @jodofeal, o en www.comunicadorcorporativo.blogspot.com






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