DOMINGO 7: CRUELDAD DE BUFONES
Al igual que “repollo en Inglés” ya puede ser dicho
correctamente en toda Latinoamérica gracias a un curso “0n-line”, ahora el polizón de democracias bautizado “Socialismo
del Siglo XXI” también recorre esos
lugares en caravanas de bufones, entrenados con cartilla editada por el
“Castro-Comunismo-Cubano” (CCC).
El nudo del jolgorio empieza a vislumbrarse en el
drama de esos países penetrados imperialmente
con la dulce anestesia del petróleo de los esquilmados venezolanos,
comenzando en la misma “República Bolivariana” (RB). Allí estarían sufriendo el
guión de la pieza teatral “La Escuela de los Bufones” de Michel de Ghelderode, escrita en 1942 y publicada en 1943, en el que se cuenta
que el secreto del gran arte, “de
todo arte que pretende durar… es la CRU-EL-DAD…” (1)
El 4 de Febrero de 1992 comenzó a manifestarse la
crueldad como bandera de lo que sería después la “RB”, mediante la provocación
de muertes de civiles inocentes y de
soldados conminados a la obediencia ventajista de sus superiores (2). Según se
ha documentado después, la crueldad llevaba la inspiración de los fusilamientos
en Cuba por pensar distinto, y la determinación de instalar una dictadura que
fuera franquicia y sostén de la isla enfrascada en distribuir pobreza entre sus
habitantes.
El signo de esa crueldad nunca paró de responder al
método que no logró aplicarse con la
violencia militar, pero siguió creciendo hasta completar complicidades para el
arrebatón progresivo de las libertades, a partir de 1998. En amargura se
tornaría la complacencia de quienes soñaban con agradecimiento por los
préstamos de dinero, vivienda, alimentación, viajes, coberturas mediáticas, e
indulgencias judiciales, para cuanto cabecilla existiera, con intentonas de
acabar con la democracia del pueblo venezolano.
Al final, como en “La Escuela de Bufones”, la crueldad asimismo cobrará
víctimas entre quienes se peleen la inminente sucesión del “Presidente Electo
Continuista” (PEC). Tal vez por las vísperas del carnaval 2013, este 4-F fueron
pocos los sorprendidos con la caracterización de civil con mono tricolor
prestado como “cara” del designado por
ahora, y la ropa de militar como “sello” del otro contendor. Cuando se tire
esa moneda, a cara ó sello, la suerte quizás se imponga con armas de fuego,
según la tradición de su repertorio. El perdurar no le pararía a crueldades con
extraños, pero tampoco con los propios.
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