DOMINGO 7: ¡QUE NO CUNDA EL PANICO!

 


Por Josué Domingo Fernández Alvarado
El fin de una década, en este caso la primera del siglo XXI, se presta para la síntesis de lo más notable del período, tratar de evaluar lo andado, e intentar comprender con claridad cuál sería la próxima etapa del camino. Sin precedentes, capítulo aparte de este período merece la manipulación del cadáver del libertador Simón Bolívar, previa apertura de su sarcófago, luego el de su hermana, envueltos los actos en extraordinarios rituales a la usanza de morgues ó tanatorios.
Del mismo tenor fúnebre ya habría sido calificada la danza perpetuada del gobierno con el anciano político cubano Fidel Castro, rescatado de su muerte como referencia latinoamericana por el oxígeno que le ha llegado en forma de petróleo venezolano. Le seguiría en esa jerarquía de oscuridades finales la caída en la generación y distribución de electricidad convertida en frecuentes apagones, y la podredumbre de toneladas de alimentos destinados a las clases más necesitadas e interceptadas como medio de enriquecimiento  de los que habrían firmado  acuerdos, pagado con dinero de la nación, y liquidado comisiones como mayor prioridad.
El cuadro de la danza con la especie dictatorial más antigua de este continente – “cadáver insepulto” quizás lo llamaría Rómulo Betancourt si él estuviera vivo –, tendría con la falta de luz y la podredumbre el escenario perfecto de relatos llaneros como “El Carretón”, “La Llorona”, “El Enjustanao”, “La Procesión”, “Las Ánimas”, “El Tirano Aguirre”, “Asmodeo”, “La Bola de Fuego”, “El Ahorcao”, “El Canillón”, “El Silbón”, “El Niñito Llorón”, y de cualquier otro cuento de espantos que la extensa explanada facilitaría, cuando la tiniebla invadiera de miedo los campos.
Una situación que sería de esa naturaleza e inspirada en relatos de las tierras de donde proviene nuestro primer mandatario, fue descrita por Juvenal Hernández en un relato suyo que tituló “La noche de: El Canillón”, en el que el personaje principal tras afirmar “– Por aquí me voy, ni me quedo, ni me devuelvo – se dijo – salga sapo o salga rana, así será –  continuó aseverándose muy íntimamente”; el narrador luego puntualiza que ese personaje “Sentía miedo. Nunca le había ocurrido. Pero, siempre, hay una primera vez. Pensó en un amigo que, una vez, hablando con él, le dijo que en casos como éste, que él estaba viviendo, cuando se tenía miedo de permanecer solo, nada mejor que ponerse a hablar consigo mismo, o cantar una canción en voz alta, o silbar una melodía, o hacer ruido con algo que se llevase a mano”.
En los días finales de esta década, particularmente después del 26 de Septiembre pasado, con los logros de las tendencias políticas que están por fuera del llamado “proyecto” o “revolución” al obtener mayor cantidad de votos que el gobierno, como nunca antes, el  discurso oficial se habría llenado de acciones y expresiones altisonantes, desmedidas, en las que algunos creen presentir temores que, a falta de herramientas racionales para disiparlos, sólo van dejando el recurso del ensayo de malaconsejadas y ruidosas propuestas.
Domingo 7 regresará el 23 de Enero de 2011, si Dios quiere. Mientras tanto que no cunda el pánico y que sobre la sensatez para reemprender entre todos el camino democrático sin sospechosos añadidos de directo, participativo, comunal, o de cualquier otro con inspiración  en el continuado asalto cubano a la soberanía de su pueblo, y que deberá expresarse nuevamente aquí en el 2012. Felicidades por navidad y más allá también.
 

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