OCTAVITA DE CARNAVAL, por Josué D. Fernández A. (*)
Este escrito que ahora se halla
en sus primeras letras va sobre los lapsos
de doce meses menos una semana, en los que mucha gente del régimen se muestra sin
descaro con cualquier máscara. Para ell@s, es sumamente irritante la confusión
de encontrase por ocho días con la competencia de otros disfraces, por forzados
decretos presidenciales o de alcaldías. El atenuante de esa rabia es que los
enmascarados de carnavales no son profesionales, y la mayoría son niños inofensivos,
al menos en Venezuela.
Las comparsas de todo el año,
aquí prefieren uniformarse con camisas de un mismo color, que les son repartidas por montones gracias a
saqueos de dineros públicos exagerados además con sobreprecios de fábrica por
proveedores en la movida, y de añadidos infaltables
para atravesar alcabalas de funcionarios corruptos. Los combos se encarecen igualmente
con ornamentos de gorras, banderas, y cualquier
condimento adicional que cumpla con la condición previa de negocio
fácil.
Dominados por una sumisión grupal
inducida con base a recompensas baratas para los malhechores, la apuesta de
esos seres se mantiene por la promesa de reposición de rebatiñas de ropas, juguetes o línea blanca, procedentes de delitos que
quedan impunes por confabulaciones judiciales amparadas en la ideología del
robo continuado. En estos festines de repetición frecuente, ya nadie demanda las
agotadas y costosas bolsas de comidas de antes, o las láminas de zinc de
populismos anteriores.
No obstante los incontables
rastros de fechorías acumuladas, adentro y fuera del país es común escuchar todavía
los coros de fanáticos con la consigna de “Así es que se gobierna”, para
expresar la ceguera prolongada que produce la acuñada etiqueta que los
distingue con el mote de “Socialismo Siglo XXI”. En tiempo de interconexiones universales resulta espinoso entender que por estar lejos
de límites inmediatos reales o virtuales, por ignorancia, desinterés o
indolencia se muestre tolerancia explícita e implícita de la ruina de instituciones, patrimonio y personas en algún rincón de la aldea global.
Parece que las tiranías confesionales enclavadas en Venezuela por casi dos décadas, y en la dictadura de Cuba comunista por seis, corresponden a las de buenas caretas para disfrazar autoritarismo, militarismo, extremismo, con la persecución y encarcelamiento de quienes piensen diferente, y la esclavización final de los pueblos a través de la eliminación de preciadas libertades y el irrespeto de los derechos humanos.
En ese sentido, es incomprensible
el silencio cómplice de gran cantidad de ex presidentes de otras naciones, de
organismos regionales y subregionales, para con las víctimas de ambos
genocidios en viejo progreso con la reducción de posibilidades de alimentación,
salud, educación, y profusión de violencia
callejera. De parte del estado Vaticano,
tampoco ha habido una clara condena y denuncia de la peor celebración pagana
posible, y que solo se suspenden por estos lados durante los ocho días de
carnaval, cuando los secuaces se van de fiestas.
Comentario de mi buen amigo Héctor Maduro Ghersy (Marzo 1, 2017):
Muy bien Amigo Josué .
Nuevamente
luces tu verbo envidiable producto del costo dedicado al estudio intensivo
...Felicidades...
Unos
quieren leccionar y seleccionar , otros vivir en libertad absoluta de
conciencia y de expresión.
Aspiramos
con la Fuerza y el poder de la palabra derribar estos perturbadores de oficio,
codiciadores de lo ajeno.
Disfruto
vuestra sapiencia y me anima en mi afición hacer el lazo de tu sandalia, en cada una de tus lecturas.
Seguid
sin tregua y sin descanso .
Dentro
de la oscuridad de la noche, el adorno de la Luna y el brillo de las estrellas
nos permiten ver el dorado amanecer .
Elevemos
una plegaria al G.A.D.U. por la libertad del profesor Santiago Guevara García, igualmente nuestro común amigo de la infancia.
Salud
para todos en familia, y mis respetos
de siempre.
T.
A. F.
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