DOMINGO 7: “CARIÑO VERDADERO”
Hay que ser bastante viejo para recordar al español Manolo Escobar repitiendo
el estribillo de “Ni se compra ni se vende”, ó la versión del
“Cariño Verdadero del “gitano maracucho” impuesta en los bailes de la “Billo”, pero
el tema pareciera que todavía no sale de "cabezas de ancianos" de funcionarios de
la “República Bolivariana” (RB). De esa manera, la esencia de la letra ha sido resucitada
–en tono de marcha fúnebre militar–, en
la “Ley de Regularización y Control de los Arrendamientos de Viviendas”,
sonando fuertemente en radio, TV y
prensa, durante las tres últimas semanas.
El “toma tu tomate” tendría especial dedicatoria a los “Ni-Ni”,
que viven apartados de las consultas electorales a pesar de los daños
continuados que sufre Venezuela, y seguramente también muchos de esos “Ni-Ni”,
aunque de nuevo ellos aplaudirían que ni puedan alquilar ni
vender libre y transparentemente algún inmueble de su patrimonio particular. Ni
qué decir de obtener moneda extranjera para viajar fuera del país, ni
asistir a estudiantes en el exterior, ni hacer remesas a cualquier
familiar ausente.
Para controlar pobladas imaginarias, el gobierno actual convendría a empresarios,
ganaderos, comerciantes, y para todo aquel que mantenga cuentas bancarias y
negocios afuera –inequívocamente “Ni-Ni”–, incluyendo a dirigentes de la
supuesta oposición, gozando con disimulo de los reales que chorrean del Tesoro
Nacional. Así, las penurias infligidas desde el 98 sólo perseguirían la
destrucción de lo que queda de decencia, sin distinciones de clases
socioeconómicas, en gente con oficio, trabajadora, respetuosa, ahorrista para juntar
fondos y comprar una casa, responder a la vejez y otras contingencias; y con
familias tradicionales arraigadas a la tierra venezolana.
Estas personas decentes serían grandes enemigos –y no sus fantasías de
“imperios”–, de un régimen contrario al esfuerzo propio, porque a diferencia de
extremistas anárquicos en el poder, aquellos acudieron en su tiempo a
instituciones superiores a aprender una disciplina, a graduarse reglamentariamente,
pasando lejos de barricadas y trincheras de lanzamiento de bombas incendiarias, piedras
a transeúntes y automóviles, y hasta a los propios autobuses exclusivos para sus
movilizaciones. Los delitos mayores envolverían secuestros, asesinatos de
policías, y asaltos a unidades blindadas llevando dinero.
Entonces, “cariño verdadero” es “amor
que con amor se paga”, y una y otra vez brinda apoyo ciego al abuso contra los
demás, porque el asunto ni sería con ellos. De igual forma, el “cariño
verdadero” facilitaría la faena del déspota porque uno se piensa ajeno a la
onda expansiva que ya cobra bastante víctimas entre quienes, de manera
incondicional, siempre se cuentan a favor de las libertades democráticas con
las cuales crecieron y forjaron un porvenir digno, librándose de humillantes filas
a las puertas gubernamentales en busca de un cargo ó una ayuda.
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