CARIBES
Son
tantas las alusiones a ciertas características supuestamente predominantes de
la fisonomía o de la personalidad de grupos humanos, o de una porción representativa de sus
integrantes, que esas repeticiones mediante tradiciones orales, escritas, o por
cualquier otro medio, terminan por convertirse en fama, en etiquetas que muchas
veces llevan a horrorosas justificaciones, en la práctica. Es el caso
de los descendientes o repobladores de los territorios de los ocupantes
originales de parte de lo que se conoce ahora como las Antillas, y que llegó a
extenderse por el norte de América del Sur, con la presencia protagónica de los
indios Caribes, según se les bautizó oficialmente después de la llegada de
Cristóbal Colón al “nuevo mundo”.
Las
historias de terror de agresivos y guerreros Caribes, comenzarían en carta del
24 de marzo de 1493 de Colón para su amigo Luis de Santángel, y siguieron por
la propagación de acusaciones de caníbales, que para algunos historiadores fue inmerecida
porque estos indígenas solo se engullirían ocasionalmente el corazón de sus
enemigos una vez derrotados, como señal del triunfo definitivo; y en algunos
ritos excepcionales. Sería como decir, que los caribes eran caníbales, pero por
ratitos nada más, sin que hubiera quedado cuenta verdadera de las veces que se
repetían esas exageraciones. Para colmo
de infortunio de la reputación de los Caribes, el título cinematográfico del
“Cofre de la Muerte”, en el 2006, se volvería a insistir con el mismo tema, teniendo
en el papel estelar a Johnny Depp, en segundo éxito.
En
2018, el término “Caribe” y su connotación peligrosa se refieren igualmente a
una hormiga roja, que a donde llega acaba con las otras variedades de insectos
parecidos; también se le recordaría como sobrenombre del pez carnívoro conocido
como piraña, o palometa, en latitudes donde abundaría en aguas dulces. Adicionalmente,
“Caribe” es motivo de orgullo para la gente que se identifica hoy con la
vecindad del mar de la misma denominación, y distingue a la reconocida Serie de
Beisbol regional. La pertenencia al “Caribe” explota cuando se trata de ese
deporte, y deja famosas referencias como la del manager Omar Malavé, al asumir en
su momento ese rol a tiempo completo con el equipo “Magallanes”, y declarar al
periódico “Meridiano” que La "Pelota Caribe", sería su ideología de
dirección: “me gusta la agresividad en la pelota, como se juega en el Caribe”
–dijo entonces Malavé−.
Con
letra y música, en la versión de “Caribe Soy” del Conjunto Daiquiri, se añaden
pistas complementarias, según se oye de seguida:
Venezuela, el significado
le calzaría a cualquier individuo astuto, audaz, agresivo, de conducta reincidente
para recibir tal calificativo. "A mi no me vas a caribear", es una expresión popular.
En
los dos sentidos, la “revolución bolivariana” se ha venido llenando durante dos
décadas de genuinas especies “Caribe”, que tienen repletas las páginas de su expediente
de violaciones de derechos humanos, ampliamente conocido en tribunales
internacionales, y a la espera de las correspondientes sentencias condenatorias
que saldrán tarde o temprano. La “hormiga roja”, ya mencionada al principio, no
se detiene en la ocupación de todos los espacios a su alcance, para sobrevivir
sin competencia, como le viene de herencia de la colonia enclavada en la
también isla caribeña de Cuba, bajo dominio castro comunista por 60 años.
A
los indios caribes se les tuvo por guerreros, cazadores y pescadores por
excelencia, polígamos, separados en sus tribus por hombres de un lado y las
mujeres del otro, estas dedicadas a la cría de la descendencia, labores
domésticas, y a la cosecha de la yuca en reducidas parcelas. La agricultura no
era el fuerte de los “Caribe” que se sepa con claridad, tampoco el amor a la
tierra, ni el respeto a la Pachamama, la madre naturaleza tenida muy en cuenta
por aborígenes de la cordilla de los Andes, por ejemplo, con hábitos
sedentarios y una cultura legendaria de la que todavía se hallan rastros que
enorgullecen a su raza, sin
grandes controversias.
La
“Oración Caribe” escrita por Agustín Lara, e interpretada a continuación por
Toña “La Negra”, constituye un ruego de “piedad para el que sufre”, y “para el
que llora”, en tierras desfavorecidas por siglo,s de tiranos y de penurias.
Audio completo
del suplemento "Experiencias Mayores", en la voz del autor, Josué D.
Fernández en: https://youtu.be/kC3ocq7vK8k
El artículo adosado forma parte de
“Experiencias Mayores”, encartado del programa “Estamos en el Aire”, a las 4:30
de la tarde, cada sábado. Breve espacio editorial ligero, canal de catarsis del
desconcierto de su autor, con música a propósito del asunto que trata,
entrevista y gotas de humor. Por http://www.radiorumbos670am.com.ve/, en
cuya discusión los interesados pueden tomar parte por los teléfonos +58 212
284.04.94 y 285.27.35, o mediante mensajes directos por Twitter, a Josué
Fernández, @jodofeal, por canal personal de YouTube, o aquí en www.comunicadorcorporativo.blogspot.com
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