“LIBERTAD A OSCURAS”

El título de hoy se refiere a una malévola aventura reciente de aparente ilusionismo, ante los ojos desorbitados del público presente y los televidentes, en el anuncio lleno de desfachatez del obsequio a los comandos de la tiranía que azota a  Venezuela, como parte de las elecciones del pasado domingo 15 de Octubre.  En el bochornoso espectáculo con  manoseado disfraz de democracia puesto encima, tras la frase final de la presentadora de tales faenas, la audiencia de lado y lado enmudeció, sintiendo la repentina ceguera de un monstruoso apagón de luz,  el cual  semejaría en forma y significado al espectáculo de David Copperfield, en 1983, cuando haría desaparecer la estatua de la Libertad, en New York.


En medio de la sorpresa que produce una emboscada, a la mayoría verdadera de venezolanos, acreditada en datos que difieren de los registros amañados de la abultada población electora oficial con margen para votos fraudulentos, no obstante le resultaba imposible tragar esa versión de triunfo de los culpables de la mayor escasez conocida de alimentos, medicinas, subidas de precios diarias de transporte, servicios, vivienda y vestidos, falta de billetes y monedas para pagos esenciales, cárceles para quienes piensan distinto, cierres de emisoras de radio y TV, periódicos asfixiados, y represión militar contra cualquier manifestación pacífica.

El sano juicio igualmente negaba como respuesta la existencia de un pueblo completamente desfallecido, carente de amor propio, con la voluntad extraviada entre ayudas populistas, amenazas de arrebatos de empleos y demás chantajes, porque significaría aceptar una gran desilusión, como se le oiría a “1,2,3 y fuera”.


El truco de David Copperfield  en la isla de la Libertad de Nueva York sirvió para hacer creer al público alelado que estaba en presencia de un hecho ciertamente deslumbrante, al igual que fue el anuncio de la maroma del CNE en Venezuela, con las cifras que daban el triunfo fuera de toda lógica al régimen más corrupto, represor, falso y repudiado de su historia.  Lejos de las zonas de influencia o de dependencia ideológica del castro-comunismo cubano, del terrorismo político con fines de esclavización, o de acreedores que temen perder sus préstamos vencidos, desde esta semana cae una incesante y fuerte  lluvia de sospechas de chanchullos según gran parte del mundo decente comprometido con las libertades sin importar las fronteras.

El reclamo de una auditoría completa e independiente de la totalidad de la partes de la trama electoral venezolana, como requisito previo para reconocer una pizca de seriedad y confianza a sus veredictos,  es repetido por países del llamado Grupo de Lima, el presidente Juan Manuel Santos, Canadá, la Organización de Estados Americanos, el Departamento de Estado, y muchos que se siguen añadiendo en las últimas horas. Por el otro lado, la desprestigiada voz presidencial intenta apagar esas demandas de justicia, con el coro de sus incondicionales de las extremas izquierdas y derechas, y de los tarifados que prefieren culpar del desastre al confiado pueblo votante y a sus dirigentes, a los cuales se les castigaría con abstención por la supuesta ceguera colaboracionista en un proceso amañado de principio a fin.

Sin embargo, ya existen señales acumuladas de sobra de que las elecciones del 15 de Octubre y sus proclamaciones de dieciocho gobernadores entre los suyos, encuadran mejor como record de magia blanca para creyentes, al estilo del trágico personaje del famoso tema del “Trío Venezuela”, que sigue a continuación:


Las declaraciones más frescas, con notable esfuerzo de objetivad por parte de sus emisores, irían dejando claro que las elecciones regionales en Venezuela, desvelaron un fraude obscuro muy particular, cuya clave estaría en el sistema de votación diseñado a favor del régimen, sin auditorías confiables, y que configura un ventajismo político y electoral, pero no electrónico precisamente, que sería un simple medio de un perverso fin.

En el tema del fraude, hay juicios adicionales más allá del  círculo defendido por la organización Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que tuteló a candidatos de oposición y llamó a la participación en tales elecciones. Así es el caso del politólogo Nicmer Evans,   quien renunció hace poco a la vocería de la agrupación “Marea Socialista”, miembro de la Plataforma del Pueblo en Lucha y del Chavismo Crítico, donde conviven sindicatos, asociaciones, movimientos y partidos de izquierda chavistas y no chavistas contrarios al Gobierno de Nicolás Maduro y a la MUD.

Nicmer Evans escribió en “Punto de Corte” que “lo más realista es describir todas y cada una de las arbitrariedades que se desarrollaron en el marco de la aplicación del sistema electoral y las omisiones intencionales del Poder Electoral ante esta realidad aplastante. Diez meses después de la fecha constitucional se desarrollan unas elecciones donde el lapso de inscripción de candidatos fue anunciada sin tiempo de permitir hacer primarias previas a las inscripciones y los tiempos de sustituciones fueron arbitrariamente cambiados a conveniencia de PSUV, impidiendo que las lógicas y necesarias negociaciones se dieran para permitir que se desarrollaran alianzas y sustituciones de candidaturas. Por otra parte el impedimento e ilegalización de candidaturas, nucleación de centros y migración de electores 48 horas antes, por no mencionar el uso miserable de los recursos del Estado para el desarrollo de la campaña electoral de los candidatos más mediocres del PSUV, jugando con el hambre, la necesidad y la miseria de la gente fueron en gran parte el conjunto de acciones que describe el megafraude”.


Antes de concluir y para volver a la referencia de David Copperfield y su desaparicion de la estatua de la Libertad,  queda el consuelo de su propia confesión en Barcelona, España: "No soy muy bueno haciendo desaparecer las cosas permanentemente; vuelven”. Tampoco desaparecerán por siempre, las voces y los votos de quienes tienen que enfrentar dictaduras de nuevo cuño. 

El artículo adosado forma parte de “Experiencias Mayores”, suplemento en el programa “Estamos en el Aire”, a las 4:30 de la tarde, cada sábado. Breve espacio editorial ligero, con música a propósito del asunto que trata, y  a veces con gotas de humor.  Por http://www.radiorumbos670am.com.ve/, en cuya discusión los interesados pueden tomar parte por los teléfonos +58 212 284.04.94 y 285.27.35, o mediante mensajes directos por Twitter, a Josué Fernández, @jodofeal, o en www.comunicadorcorporativo.blogspot.com











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