Rebusques a la Vista

Estarían por aumentar las ofertas de productos ya conocidas de los llamados “bachaqueros”, y el número de esos comerciantes de calles, millonarios gracias a la escasez generalizada en Venezuela. Los nuevos “vivianes” vendrían con la clausura  de 46 emisoras y 3 canales de televisión, que faltaron a la norma de adulancia exigida y de estricto cumplimiento en República Bolivariana. Ese recorte en las ondas libres, aumentaría los negocios turbios, y el probable comercio  de parabólicas de contrabando  para sintonizar informaciones centradas a futuro.












Los aduladores ya se oyen y ven en vivo,  a gañote suelto; así como las señales enmudecidas de repente, por los baches que resultan de esas apropiaciones  indebidas,  implícitas en procedimientos dictatoriales. Es la forma de acallar canales de comunicación que no encuentran instancias judiciales para reclamar el atropello, porque las que hay solamente actúan al servicio de la tiranía.

La audiencia venezolana se ha quedado sin 2 emisoras de alta sintonía en su banda de frecuencia modulada, 92.9 y Mágica 99.1.  Además, de los canales colombianos RCN Televisión, y Caracol Televisión,  excluidos de la parrilla venezolana por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), que en los últimos meses también había suprimido a CNN en Español, NTN24, Todo Noticias e Infobae de Argentina.

Por lo común, los métodos despóticos persiguen amordazar por cualquier medio a sus oponentes, las protestas de estudiantes, esconder abusos y corrupción, en la creencia de que el silencio se puede forzar. Pero, nadie permanecería con la boca cerrada en contra de la voluntad, ni por súplicas como la  de “Callate Corazón Callate”,   a continuación con la orquesta “Voces de Billo”.


Serían dos,  los rebusques que crecerían con la desaparición de emisoras de radio y televisoras. Como es habitual en señales plagadas de adulancia y sumisión, al rato pierden seguidores y caen al foso en las mediciones de audiencia. De tal modo, el objetivo de esos procedimientos no sería mayor atención de los incrédulos a las promesas populistas, aunque quizás sí servirán para nuevos rebusques de espacios propagandísticos pagados, de comisiones a la farándula alineada, y del consiguiente saqueo de recursos públicos.

Pero puede haber consecuencias de mayor gravedad, al mirar esos hechos desde el espejo del comunismo cubano, del que la República Bolivariana toma prohibiciones y censuras, leyes, formatos, y hasta asambleas constituyentes, para caer después en racionamientos y miserias como los que sufre el pueblo de la Isla, ahora por casi seis décadas de dictadura.

El acceso a la información libre y confiable continuará bloqueado progresivamente como el país se aleje todavía más de los principios democráticos. Los periodistas en Venezuela son perseguidos por la Guardia Nacional en sus coberturas de las protestas populares, los corresponsales extranjeros son expulsados o se les niega la entrada, y cada vez son menos las personas que prefieren esta profesión, o que encuentran fuentes de trabajos, las cuales se hallan disminuidas por los cierres de medios que incluyen a periódicos sin papel para su impresión.



Como en la Cuba comunista el propósito en materia de comunicación es llegar al diario “Granma”, nombrado así por el yate que uso Fidel Castro para el desembarco allá, y el cual aquí quizás cambie de nombre por “Machurucuto”, en homenaje inescrupuloso a la primera invasión de cubanos a la tierra venezolana, el 8 de mayo de 1967.

Hace 40 años Venezuela se habría salvado, pero 50 años después la invasión se afianza con complicidad interna, y hay que prepararse para copiar las luchas continuadas que sigue allá el pueblo cansado de la esclavitud comunista.

Los cubanos demócratas insisten en batallar por sus derechos, mientras les llegue el día de su suerte; y los venezolanos recorren  el mundo buscando ayuda  para que en 2 décadas en vez de 6, se cumpla el deseo que expresaba el compositor y cantante puertorriqueño Héctor Lavoe:


Por supuesto, para acercar las garantías del cambio habrá que ensayar métodos distintos a los utilizados por los cubanos sin éxito visible, pero hay que prepararse mientras tanto con el conocimiento de  redes callejeras, de accesos clandestinos a internet, de la exportación de blogs de denuncias, a la manera de la resistencia en Cuba. Lo importante es subirle el volumen a las voces de protestas y que se escuchen en todas partes, a pesar de las prohibiciones.



El artículo adosado forma parte de “Experiencias Mayores”, suplemento en el programa “Estamos en el Aire”, a las 4:30 de la tarde, cada sábado. Breve espacio editorial, ligero, con música a propósito del asunto que trata, entrevista, y  a veces con gotas de humor.  Por http://www.radiorumbos670am.com.ve/, en cuya discusión los interesados pueden tomar parte por los teléfonos +58 212 284.04.94 y 285.27.35, o mediante mensajes directos por Twitter, a Josué Fernández, @jodofeal, o en www.comunicadorcorporativo.blogspot.com








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