“Gatos en la Oscuridad”

Desde Argentina hasta Estados Unidos, y hacia el este hemisférico en Europa, se regó la noticia en medios particularmente iberoamericanos, impresos y audiovisuales, sobre el “Plan Conejo” anunciado la semana pasada en República Bolivariana, territorio bajo dominio del castro comunismo cubano, por encima de década y media. Entonces, manteniendo la tradición de origen de los discursos charlatanes, para públicos de frentes muy cortas, el “plan conejo” vendría a ser la solución que ofrece el régimen para la falta de alimentos que azota a Venezuela.


Como ha sido revelado y fácil de suponer además, el “plan conejo” no sería otra cosa que sustituir la incapacidad gubernamental para gestionar los alimentos fuera de su alcance y de la población en general, obligando  a los venezolanos a la crianza, sacrificio y consumo masivo de esas especies, hasta ahora simples mascotas infantiles en este país.

De poca advertencia igualmente ha sido, la conocida costumbre de hacer pasar la carne de gatos por la de aquel animalito herbívoro,  que seguramente favorecerá la venta  de pinchos asados pero de felinos callejeros. De la noche a la mañana son menos los gatos que se ven rondando por plazas y edificios, y se dice que han ido a parar desde ya a los frigoríficos, o se hallan escondidos, tal “El Gato en la Oscuridad”, según  el tema que popularizó  el brasilero Roberto Carlos, tras el triunfo en el festival de San Remo, en 1968:



El lado positivo de la trama del “plan conejo”, sería su contribución  por carambola al exterminio de los gatos de la calle,  un problema de salud y ornato público provocado por generosos voluntarios en la siembra de jardines de estos animales en medio de lugares de gran tránsito en la ciudad. Así como se puede ver en los alrededores del edificio “Parque Cristal”, en Caracas,  supuestos protectores de la fauna  abandonan allí a machos y hembras para que sean otros quienes se encarguen de alimentarlos, de limpiar malos olores y excrementos, y de soportar su reproducción  hasta niveles de indeseable y desbordada invasión.  La tendencia se propaga igualmente a las áreas comunes de muchos edificios residenciales, y se hace habitual el dejar a sus crías recién nacidas a las puertas de apartamentos y casas, tratando de imponer la crianza involuntaria de la especie a gente que no comparte esos gustos, y quizás preferirían dejarlas perecer  a merced de la intemperie y de enemigos naturales, en el mismo sitio escogido por los falsos y desalmados bienhechores.

Sin duda, la situación provoca disgustos ciudadanos por la desconsideración de forzar encierros animales, con abusos de los protectores de gatos contra los que no comparten su línea benefactora. Mayor y  mejor impacto tendría la  reorientación de esos esfuerzos a la atención de niños necesitados, concentrados a cualquier hora cerca de panaderías, en todo el territorio nacional.

Por ahora, los encierros de felinos domésticos se mantienen fácilmente visibles como signo añadido de la revolución bolivariana, que venía apenas identificada por la hoz y el martillo que le fue tatuada en la cuna por el castro comunismo cubano.   Sin embargo, en lo que respecta a los gatos, estos se hallarían de susto, por el peligro que representa el “plan conejo”, y de allí que estén en creciente abundancia los que andan escondidos en la oscuridad. Por esos caminos de poca luz,  así mismo se ocultarían  graves episodios de  gatos encerrados, que empiezan a enumerarse en la prensa extranjera a raíz de las sanciones financieras de Estados Unidos a los altos funcionarios  complicados con el manejo transparente de las riquezas públicas venezolanas.





En España ya se habla de los nuevos ricos venezolanos,  que desde allí se enlazan en puente aéreo con sus posesiones en “La Romana” en República Dominicana; mientras que en Norteamérica  ya estarían congelados cientos de millones de dólares sin demostración de proveniencia de loterías o herencias familiares. ¿Cómo lo hacen?...es la pregunta que cabe con la ayuda del tema escrito por el puertorriqueño Raúl Marrero, e interpretado por la orquesta de su paisano Tommy Olivencia, y su cantante Frankie Ruiz:

De acuerdo con una nota leída en el semanario “Quinto Día”, “cada día son más los venezolanos investigados por lavado de dinero en Estados Unidos, y en especial Miami y New York. Las últimas pesquisas concluyeron con el cierre de 52 cuentas en bancos como Wells Fargo, East y City, porque sus propietarios no lograron convencer sobre el origen de los reales. Hay entre los sospechosos ex funcionarios, o familiares de los funcionarios, así como particulares que aparecen como testaferros. En Miami el 50 por ciento de transacciones inmobiliarias de compradores o constructores de inmuebles, enfrentan investigaciones. En Houston, Texas, hay varios procesos abiertos y por abrirse. Hay investigados adicionales en las llamadas Islas del Caribe”.

El artículo adosado forma parte de “Experiencias Mayores”, suplemento en el programa “Estamos en el Aire”, a las 4:30 de la tarde, cada sábado. Breve espacio editorial ligero, con música a propósito del asunto que trata, y  a veces con gotas de humor.  Por http://www.radiorumbos670am.com.ve/, en cuya discusión los interesados pueden tomar parte por los teléfonos +58 212 284.04.94 y 285.27.35, o mediante mensajes directos por Twitter, a Josué Fernández, @jodofeal, o en www.comunicadorcorporativo.blogspot.com




 





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