“Majaderías”

Como si el gran peligro que pisa los talones del país entero fuera invisible, parte de la población venezolana duerme a piernas sueltas, sin importarle que apenas está sujeta a una brocha. Sin apoyo de escalera, y hasta sin piso para aguantar la caída. A pesar de la gravedad, entre “Majaderías” se gastan horas  que serían muy útiles para agarrarse de salvavidas, y lo que abunda son conchas, o cáscaras, de mango, o de cambur, regadas de manera indolente por el suelo, a punto de provocar resbalones colectivos. Las majaderías se repiten tanto, a diario, que ya reproducen el fastidio del zumbido de las moscas, los zancudos, los mosquitos y las avispas. 



















Antes de caer al hoyo a la vuelta de la esquina,  hay pocas opciones  para sobrevivir, y quizás haya que intentar alejar malos augurios con lo que sea, aun con métodos no tradicionales como famosas invocaciones, sin experimentar todavía, tales son “My Sweet Lord” de George Harrison; o la que sigue,  de Juan Luis Guerra, y sus avispas milagrosas…



Mejor receta para evitar majaderías a nivel particular, entre el bando oprimido, tal vez exija el pasar  por colador cada juicio, previamente,  antes de abrir la boca y empeorar la situación propia. De un tiempo para acá, por ejemplo, abundan conversaciones  callejeras, llenas de denuncias inútiles de múltiples desacatos a la Constitución Nacional de 1999, o “Moribunda II” para efectos prácticos, de parte de la máxima instancia judicial;  del régimen central  y sus tentáculos en otros poderes públicos; y de la fraudulenta asamblea nacional constituyente.

La sordera gubernamental es desalmada, y para el resto las quejas se pierden entre la desinformación, la manipulación de castigos y recompensas, y la mentira continua. En el presente ya cansa  escuchar lo que parece que no tuviera remedio. Una simple idea del tedio que causa, se halla en la reproducción de “El vuelo del Abejorro”, o  “The Flight of the Bumble Bee”, del compositor  ruso Rimsky Korsakov , del siglo XIX ,que interpretan James Galway en la flauta y el pianista Phillip Moll.


Rabia, frustración, impotencia y enojo se acumulan en cada quien en el bando opositor, principalmente, tras verificar el secuestro de las instancias formales para hacer valer derechos y libertades en el territorio nacional.

En una votación en octubre próximo,  si llegara a realizarse, aun con los cálculos ventajistas de  la dictadura así reconocida adentro y afuera, el nuevo intento de salirse con la suya huele mal con el “madrugonazo” de la fecha, tiempo mínimo para postulaciones, descalificaciones de partidos que le son adversos,  muchos etcéteras,  y casi nada que esperar como beneficio para opositores, tanto como candidatos o como electores.

El plazo para inscribir o no las candidaturas ha vencido, y el sector oposicionista se inscribió por toletes en varias regiones, cediendo más ventajas al oficialismo de una sola pieza. A la par, otro grupo importante se negó a convalidar ese proceso, y prefirió declararse en abstención.  En lo adelante, luce pura majadería continuar la discusión sobre votar o no votar. Ni siquiera los nominados de la oposición que triunfarían a pesar del ventajismo, tendrían seguro asumir sus cargos. Se les inhabilitaría judicialmente, reprobaría por mala conducta, o por zancadilla distinta con igual final del guión cubano-comunista súper conocido. 

Con tanto arrinconamiento,   la alternativa posiblemente diferente estaría en la resurrección del espíritu del 16 de julio de 2017, de hace solo un mes, cuando siete millones y medio de venezolanos acudieron a un plebiscito cuya mayor ganancia concreta fue dejar constancia del tamaño del pueblo que repudió a los tiranos. Lo importante es la unidad de propósitos y de acción para lograr avances en aquella dirección, al mantener el foco en llamar la atención a los pueblos amigos, y eventualmente a los militares que confundieron su misión, poniéndose ellos del lado de las fuerzas opresoras del pueblo. 


Los sectores de mayor sensatez exigen cordura a los demócratas para acordar acciones unánimes de las bases, por encima de divisiones partidistas, de bravuconadas de gente sin armas, de hiperactividad en redes sociales. De un sinfín de majaderías  típicas más bien de los déspotas al mando, en plena sobadera de las manos por la derrota que ya celebran con los parásitos cubanos y demás compinches de aprovechadores, en contra de la democracia en Venezuela.  




















El artículo adosado forma parte de “Experiencias Mayores”, suplemento en el programa “Estamos en el Aire”, a las 4:30 de la tarde, cada sábado. Breve espacio editorial, light, ligero, con música a propósito del asunto que trata, y  gotas de humor.  Por http://www.radiorumbos670am.com.ve/, en cuya discusión los interesados pueden tomar parte por los teléfonos +58 212 284.04.94 y 285.27.35, o mediante mensajes directos por Twitter, a Josué Fernández, @jodofeal, o aquí en www.comunicadorcorporativo.blogspot.com











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