MENÚ DE DESPEDIDAS, por Josué D. Fernández (*)
Para
recoger el cepillo de dientes y largarse -mala intención y degeneración por
fuera-, qué parte no habrá entendido “la tiranía” del repudio del pueblo
venezolano expresado en forma clara en repetidas votaciones a pesar de
ventajismos y fraudes, y actualmente desatado en prolongada protesta pacífica,
aunque ya enlutada con la caída de valientes bajo la represión oficial armada.
En el extranjero son así mismo incontables las demandas de acreditados
personajes e instituciones públicas y privadas, porque se detengan esas
acciones totalitarias contra la paz y el progreso de un pueblo indefenso.
Aunque
el papa Francisco no vea claro dónde está el mayor pecado, el juicio nacional e
internacional acompasado va fraguando en diferentes instancias, y es por lo que
resultaría de menor sorpresa que en algún momento y lugar se proceda con un
veredicto formal condenatorio y vinculante, por delitos de funcionarios que
actualmente se jactan de poderes ilimitados en Venezuela. Dado que la
flagrancia sustituye largos procesos, tal vez ya sería inevitable para ellos,
si estúpidamente se les hubiera pasado por alto, la consideración de un menú de despedidas, que les asegure en sus
bolsillos gran parte de las riquezas atesoradas, y la desaparición de
pruebas que pongan al descubierto las
fechorías acumuladas en 18 años de impunidad.
Cuando
de despedidas se trata -la fase
irremediable temprano o tarde en cualquier relación-, a partir del
gregarismo del ser humano también se empezaron a categorizar muchas de sus
modalidades. Registros de amplia difusión consideran las que son “por la puerta
grande”, o “por la puerta de atrás”. Localmente se canta la amorosa “despedida
a la llanera”, pero en Francia se acuñó
la “sans adieu”, y de Inglaterra importarían la expresión “filer à l’anglaise”, para denominar
otra de sus variantes.
Hasta
el momento, la oportunidad de la “puerta
grande” parece reservada en exclusividad para la Fiscal General de la
República, Luisa Ortega Díaz, quien viene detectando grietas hondas en formulismos tornadizos que apuntalan argumentalmente al Régimen, valiéndose de
su potestad constitucional para denunciar a entes complementarios del “Poder
Ciudadano”. Otra oportunidad en esta categoría, pendiente de resolución
definitiva, estaría aguardando una respuesta cabal del Defensor del Pueblo, Tarek
William Saab, a quien su hijo le ha solicitado la exclusión de las percibidas
artimañas que afectan a la población.
Las
despedidas por la “puerta de atrás” estarán bastante obstaculizadas, una vez que comience la estampida de gestores
y beneficiarios de la corrupción por comisiones ilícitas, sobreprecios de
obras, bienes y servicios, tráfico de influencias, desvío de fondos a paraísos
fiscales, complicidades con testaferros, solo en lo que respecta al saqueo del
tesoro de la nación complotado en madrigueras de civiles, militares, algunos familiares
y amigos apasionados por los quesos podridos. La degradación extrema que
taponeará completamente el escape ocurrirá cuando deseen salir los de vista
gorda ante la maldad de esbirros y paramilitares oficialistas, y estos mismos,
miembros del conjunto genocida.
Para
el cogollo del deshonor restará la degradación de las despedidas, tildada por
los franceses “filer à l’anglaise” o marcharse a la inglesa
en referencia a delincuentes que logran escapar temporalmente, antes de caer presos por acción de tribunales
y gendarmes de la decencia universal. “Sans
adieu” aplicaría alternativamente como a los coleados que invadieron una
celebración democrática, e intentaron acabarla despóticamente de raíz.
-----
Comentarios
Publicar un comentario