SUMOS DESPARPAJOS, por Josué D. Fernández (*)
Son el plural y los superlativos los que mandan en este prolongado peaje desbordado impuesto por el régimen, para entorpecer la recuperación de una Venezuela donde vuelva a existir el CASTIGO, en mayúsculas. La lista de sentencias pendientes aumenta a diario con indiscriminadas violaciones constitucionales, abusos judiciales, coacciones, acosos, chantajes, cerco de las comunicaciones libres, y profusión de asaltos públicos y privados como medio de enriquecimiento. Habría que sumar además las sanciones a los violentos causantes de muertes, heridos, contusiones y amedrentamiento.
Sin escapatorias así mismo llegarán sus días de juicio certero a las complicidades de faranduleros internos y externos, artistas plásticos, periodistas, escritores. locutores, directores y sus orquestas socorridas, deportistas adulantes, intermediarios de diálogos de utilería, testaferros de ocasión, comisionistas, familiares y amigos en redes de narcotráfico, los cuales hacen un conjunto de extendido pegamento del arrebatón consumado del poder.
En circunstancias como las mencionadas, es sabido que ni la sumisión extrema a patronos insaciables como aquellos, podría ser suficiente para garantizar la continuidad de tales gratificaciones. Los capítulos de culebrón de frecuentes reposiciones son los del agotamiento a la larga de las partidas presupuestarias fraudulentas; o aún peor el de las intrigas de soplones infiltrados llamados a traicionar a su propia clase, sobre la frágil promesa de protección imperecedera de los poderosos de turno. Nadie imagina la gran patada popular que los arrastrará en su impulso, acabando con el yugo.
La política opresora no cambia en sustancia cuando se trata de someter a la dictadura central a representantes de alcaldías y gobernaciones, Asamblea Nacional y sus equivalentes regionales, que lograrían evadir las maniobras totalitarias por efecto de votaciones, luego burladas por la emergente tiranía. Así, de nada contarían los triunfos democráticos en proceso final de abolición, con la propagación de la justicia tasada en recompensas materiales, y encumbramientos a través de atajos.
En el desenlace por venir, las víctimas se reconocerán por igual del lado
individual, y de la descentralización fallida, y por sus cuerpos llenos de orgullo
contenido, y sus gargantas moradas por la asfixia causada por los verdugos. Al
contrario, las calificaciones de grotescas marcarán las apelaciones a un
invocado “bien superior”, y a la comprobada inútil excusa de mantener espacio
conquistados e impedir la ocupación enemiga, como justificativos de las
supuestas humillaciones padecidas, aunque no perduren rastros en la obesidad de
sus cuerpos rellenos de ofensiva abundancia. En el derruido “Titanic”
venezolano sería muy tarde ya para encontrar puesto en los botes de escape.
Los expedientes de veredictos
condenatorios han sido instruidos tarde o temprano a los sátrapas, según casos
de fácil recordación en los nombres de Augusto Pinochet, Manuel Antonio
Noriega, Alberto Fujimori y su carnal Vladimiro Montesinos, y menos cerca,
provenientes de países OPEP, como aquí, del cuasi faraón Hosni Mubarak, de
Muamar el Gadifi, o Sadam Hussein, este escondido en una cueva subterránea como
ilusión de impunidad continuada. Desde
entonces, debajo de las piedras no es un sitio recomendable para ocultarse de
la inevitable rendición de cuentas de todo déspota y sus compinches, al
llegarles su sábado.
Comentarios:
Héctor Maduro Ghersy Oct.
27
Cuesta ver tanto
descaro admitido en público ...Ya lo inexplicable pasa por debajo de los
pupitres en la Educación del Asombro. ..He Leído el estrujado sentimiento de tu
artículo, al punto de condecoración... Vaya que ha servido estos torpedos de
ignorantes para saber detectar la causa de todos los males ...Coincido contigo
en que su sábado los revolcará en su
propio excremento ...si acaso alcanza el verdugo del castigo...para reconocer
TAL escoria... Salud y Libertad ...en unión de la familia y de Venezuela
...fuerte abrazo ...
María Margarita Carías González Oct. 30/23:29
Explícito. No le
sobra ni le falta nada. Magnífico. Gracias amigo por tu sapiencia y claridad.
Un abrazo. Cariños a todos los tuyos. Saludos.
Reina Fernández Alvarado Oct. 30
Muy profunda y
triste descripción de la realidad Venezolana! Fuerte ilustraciones que
lastimosamente concuerdan con la realidad.
María A.Torres Oct. 31/16:37
Así será JOSUE,
No habrá dónde esconderse por que la historia les cobrará sus acciones y los
traerá a trompadas por viles, cínicos y miserables.
Frank Armas Oct. 31
Dramático, mi
dominguero Josué. Abrazote.
Eddie Ramirez Nov. 7
Muy bueno. Realmente extraña que profesionales del derecho con cierto prestigio en las universidades, como Carmen Zuleta de Merchán y otros, se presten a tantos atropellos a la justicia
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