TERAPIAS DE TUMOR MALIGNO, por Josué D. Fernández (*)
La lesión que hoy padece Venezuela encaja
bastante en la sintomatología de tumor maligno, propagado además a órganos
fundamentales. De los cinco componentes de su ADN constitucional, cuatro muestran
prominentes desórdenes fisiológicos, y solo uno de ellos, la Asamblea Nacional,
se mantendría resiliente pero con alarmantes signos de debilitamiento,
provocados por el acoso indetenible de ese entorno.
Para el diagnóstico del tumor
maligno aquí referido, se prescinde de comprobaciones complementarias a través
de rayos “X” o análisis de sangre, porque los desarreglos se registran en
ataques continuados que se cuentan por años, contra el mapa de funcionamiento o
carta originaria, en especie de suicidio de células enfermas que arrastran igualmente
a las más vulnerables, todavía sanas.
Cuando se presentan estados
parecidos en los individuos, desde
temprano sobran recomendaciones de expertos y curanderos en intento apurado por
salvar la vida del enfermo, a través de terapias químicas, radiológicas, o
alternativas naturales como néctares de tomate de árbol, guayaba, capsulas de
guanábana o graviola, y otras de
sanaciones holísticas.
Sin embargo, en el caso del país perforado
de tumores, priva la confusión y la indeterminación sobre los métodos a emplear
para su salvación.
La constante descalificación de
iniciativas terapéuticas para aliviarle padecimientos al país, ha obligado a
descontinuar algunos tratamientos medianamente aplicados, antes de valorar las
recuperaciones logradas. Sin razones claras, de la batería de opciones se
excluyen componentes, mientras se sigue arriesgando la existencia de cerca de 31 millones de
venezolanos, que desfallecen privados de alimentos, medicinas, y de las
libertades esenciales para su mayor bienestar. Aún no se conoce por ejemplo, el
por qué se ha descartado el proyecto de convocatoria de Asamblea Constituyente que también marcó el
origen de la era patológica, o el plan a seguir para hacer valer las facultades
constitucionales de la Asamblea Nacional, o la comprobación definitiva de la
sospecha de nacionalidad impropia del primer relevista.
La lista de intentos fallidos para
tratar a la Venezuela plagada de tumores malignos, según se insiste a diario incluye
métodos pacíficos y democráticos expresados en marcha gigantesca para forzar la
renuncia del Presidente de la República –“la cual aceptó”–, abstención
electoral, plazas tomadas por militares desertores, manifestaciones ante
embajadas y organismos internacionales, cacerolazos, huelgas de hambre estudiantiles de labios
cosidos, protestas de gremios, entrega voluntaria de disidentes, leyes formales
para detener atropellos de los poderes públicos sometidos al Ejecutivo, recolecciones
de firmas, “guarimbas”, cierre de calles y avenidas, y montones de lemas como
“va a caer”, “salidas” y etcéteras.
Por su parte, si no fuera
suficiente la represión a fuerza de bombas, granadas y peinillas para sofocar
esas manifestaciones “pacíficas y democráticas”, las células indeseables se
reponen en el corto plazo con la ayuda de cómplices transnacionales. Luego, en
renovadas escaramuzas se hacen leyes ventajistas a la medida, con jueces
mercenarios y testigos “estrellas”, e inventan organismos paralelos, o se quita presupuesto a instituciones producto
de elecciones. Hay burla constante a lo que el pueblo logra rescatar mediante
el voto, el cual le dejarían ejercer a la conveniencia oficial, en cuanto a
fechas, circuitos, y registros electorales.
La lección del tratamiento de
tumores malignos mediante diversas terapias con programación consecutiva, -sin
descartar ninguna-, y hasta reciclándolas si fuera necesario, merece prioridad
si lo que se desea es devolver la salud institucional de Venezuela cuanto antes,
en vez de preparar terreno a quienes calculan el “cómo te quito para ponerme
yo”, con el menor riesgo añadido.
La lesión que hoy padece Venezuela encaja
bastante en la sintomatología de tumor maligno, propagado además a órganos
fundamentales. De los cinco componentes de su ADN constitucional, cuatro muestran
prominentes desórdenes fisiológicos, y solo uno de ellos, la Asamblea Nacional,
se mantendría resiliente pero con alarmantes signos de debilitamiento,
provocados por el acoso indetenible de ese entorno.
Felicitaciones Josue, tu comparación es bastante clara y asertiva. Me parece excelente. No entiendo,¿dónde andan? Pues, Marisa debe acompañarte, como siempre. Te enviaré a tu correo, unas reflexiones mías sobre la hiper crítica de los compatriotas a las acciones de la MUD. Saludos, solidarios y afectuosos,para ambos, Gloria.
ResponderEliminarQuerida Gloria gracias por tu distinción al leerme y comentar los escritos. Marisa conmigo para arriba y para abajo. Ahora estamos en Caracas. Pendiente de la remesa a mi e-mail. Abrazos grandes.
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