DOMINGO 7: OTRA MÚSICA
La propagación de la enfermedad
de la idiocia hasta hacerla epidemia popular ha resultado la mayor cosecha
ideológica de la revolución bolivariana del siglo XXI. Es bastante conocido que
sus cimientos seguirían fraguando en una Venezuela ciertamente aturdida, después
de 17 años de ultrajes, a fuerza de brebajes
de comunismo cubano, de militares locales que serían tentados por la corrupción
y el narcotráfico, y de despilfarros de extraordinarios ingresos provenientes
del petróleo.
El daño a esta fecha se observa
por igual en la nueva minoría que aun mantiene esperanzas de salir de abajo con
el régimen visiblemente fracasado, y de
la mayoría actual que cuenta algunas fichas entre quienes añoran una imposible
restauración de vicios del pasado, atribuidos al viejo bipartidismo. En la ilusión de esta reposición
volvería el “ta’barato dame dos” y el proselitismo de antaño
del “ponme donde haya”. Pero, no
queda nada de lo uno ni de lo otro.
La
letra de la restauración va sonando exclusivamente en música de trasnochados
y borrachos. La reconstrucción del
país ocupa las partituras del concierto que verdaderamente alegrará los oídos
de la población, bulle en sus mentes y constituye
prioridad de generaciones de jóvenes y profesionales mayores que desean
regresar a su tierra, o que quieren oportunidades para dejar de pensar en
pasaportes y visas para escaparse al extranjero.
La
destrucción ya consumada ocupará lustros antes de lograr revertirla. Sin
interrupciones por impaciencias desmedidas llevaría al menos igual tiempo al
empleado en acabar con la convivencia, la confianza colectiva y los recursos
clave, indispensables para sembrar porvenir en cualquier terreno. La Asamblea Nacional (AN) ganada el 6D apenas
comienza esa tarea, en medio de la desfachatez de los reclamos de promesas
incumplidas, de parte de los perdedores anidados en el régimen bolivariano.
Con
motivo del día de la Juventud, Miguel Ignacio Mendoza, conocido como Nacho, ratificó las denuncias de los padecimientos
de la gente común, utilizando el podio legislativo para proyectarlas a un nivel
que sobrepasó los límites del Capitolio Federal. El precedente podría servir
para iniciar una saga de voces traídas de más lejos con el propósito de cantar
verdades. Ahora es la celebración del Día Internacional de la Mujer que ofrece
la ocasión de continuarla con noveles actores en el parlamento.
En
el mundo de la música también se halla la pianista venezolana Gabriela Montero,
quien interpreta su composición “Expatria”, a menudo en el exterior, para
expresar “el llanto y frustración de millones de venezolanos que no tienen la
posibilidad de hablar públicamente”. Al diputado Miguel Pizarro, al frente de
la comisión correspondiente de la AN, le mencionamos el amplio compendio
de méritos de Gabriela para ocupar aquí el lugar de
oradora por la celebración del 8 de marzo venidero. ¡Hace falta otra música!
fernandez.josue@gmail.com
Por supuesto hacen digna a Venezuela. No como otros mercenarios que siembran dudas por su servilismo (léase donde dice dudas...Dudamel)
ResponderEliminarEstá dicho amigo. Que no lo dudamel el mundo...
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