DOMINGO 7: “MUNDO RARO”
Por lo menos desde el 2000 ya se
sabía públicamente en Venezuela, que el narcotráfico se expandía mediante una
novedosa elaboración criolla de lumpias alucinógenas –presumiendo su inhalación
en el entorno de la misma presidencia ejercida por Hugo Chávez–, según conocida
denuncia de Aristóbulo Isturiz. Sin embargo, el asunto no se ahondaría después
y el denunciante cerraría su boca, tal
vez por incompatibilidad con altas funciones que le encomendaría el régimen
bolivariano, hasta encumbrarlo en la Vicepresidencia de ese país.
Entonces, dieciséis años de sospechas de desvaríos por dopaje con
lumpias, propagados igualmente a otros sectores dirigentes de República
Bolivariana (“RB”), ahora mismo estarían dándole piso a aquel Isturiz para catapultarse
hacia la culminación de su carrera política. Hay apuestas a que encabezará una
transición imperfecta, y eventualmente
sustituirá al presidente Nicolás Maduro, de renunciar éste a su cargo a corto
plazo.
En las escenas de esta semana santa,
por encima de las acostumbradas procesiones religiosas, la noticia de primera plana fue la
espectacular visita de Barak Obama a Cuba, celebrada por el pueblo que aplaudió
sin disimulos su presencia allí. Ciertamente, hoy habría que recordar al
cantante británico Damon Albarn, cuando dijo que “En los sesenta la gente tomaba ácido para
hacer el mundo raro. Ahora que el mundo es raro, la gente toma Prozac para
hacerlo normal.”
De la memoria de los años sesenta del mozo
Aristóbulo Isturiz quizás le llegó su alusión a las lumpias alucinógenas,
cuando todavía ganaba simpatías como sindicalista. No obstante, para completar
el dicho de Albarn, por ningún lado a Isturiz se le ven indicios de que haya pasado al alivio del Prozac como medio para salir de su
propio mundo raro, lleno de radicalismos pre-modernos.
De acuerdo con lo que exhala el Vicepresidente
actual, él sobrevive pero como en la
canción de Joan Manuel Serrat, sin enterarse de que “Carlos Marx está muerto y
enterrado”. La “RB” ha quedado solitaria con su cantaleta comunista pasada de moda, por fuera del nuevo
progresismo que se renueva pactando con
el imperio norteamericano, abriendo
diálogos con “cuentapropistas” y “emprendedores”
del naciente sector privado cubano.
El evaluar canciones, la del británico nacido en el
68, o la del catalán del 43 por delante
de Isturiz del 46, quedarían pocas dudas
sobre quien entendió mejor el rumbo que iba
tomando el progreso. A los dos últimos, les queda el consuelo de cantar a
dúo el “Mundo Raro”: Y si quieren saber de mi pasado, es preciso
decir otra mentira, les diré que llegue de un mundo raro que no sé del dolor,
que triunfé en el amor, y que nunca he llorado”. Aunque tendrán que ir con
su música a otro sitio, del pasado solo valdría el original de la partida de
nacimiento de quien devendría en antecesor del propuesto Isturiz.
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