DOMINGO 7: “CAMBIO DE CLAVE”
Una muestra reciente de continuidad
en el uso de claves vencidas y sus consecuencias indeseables,
estuvo en las marchas del 12 de marzo pasado. Entonces, la alternativa
democrática -y el régimen repitiendo su misma
cartilla-, ambos convocaron a
seguidores, a reponer la fatiga de 17 años de pitos, flautas, música y
viejas consignas, con merma del número de asistentes.
Al hacer menos camino al andar -en
contra de la poesía del caminante-, produce frustración y disgusto el palpar a
Venezuela totalmente bloqueada, por carencia de una clave correcta para alcanzar
puertas de progreso indiscutible. De menor
incomodidad por supuesto, esa angustia
se emparenta con el lance inesperado en cualquier pantalla para conectarse a
Internet, o a las redes de cajeros, con la inapelable sentencia de “clave
vencida”, “inserte una nueva”.
El asunto llevado a la escala de
una nación entera aparentemente desahuciada, demostraría la poca atención
puesta a la experiencia de la clave vencida y a la moraleja de que mantener por tiempo
indefinido un patrón determinado, tarde o temprano se volverá totalmente
predecible, contraproducente e inútil.
Es bastante
conocida la frase atribuida a Albert Einstein
según la cual "Locura es hacer lo mismo una vez tras otra y esperar
resultados diferentes". Entre las excepciones para validar esa sentencia
se hallarían las actitudes pacíficas como método de resistencia prolongada
inspirados por Gandhi-Mandela, quienes tuvieron la suerte de no tropezar con la
desfachatez del Socialismo del Siglo XXI,
sino con cierta vergüenza inglesa, preocupada igualmente a la larga por
mantener una buena imagen de aquel imperio británico, ante presiones mundiales.
Por encontrarse
llenas de riesgos por la contraofensiva represiva del régimen bolivariano, se
entienden las descalificaciones a otras formas de disidencia, por encima de las
tipificadas en una Constitución y leyes sin árbitros confiables y creíbles para
poner esperanzas en ellas, aguardando reconocimientos de la legalidad de la previsión
de la “desobediencia civil”. Así, en el cementerio de opciones para enfrentar
el yugo, también yacería la clásica huelga general, las guarimbas, los labios
cosidos, tomas de plazas, manifestaciones
de gremios, las protestas por fallas de servicios públicos.
Hay que registrar
además que, en el capítulo de la sofocación militar de las acciones de calle, los
uniformados han contado con la complicidad de irritados y endemoniados
por el entorpecimiento del normal
desenvolvimiento de las ciudades. Esas que, dentro de la excesiva normalidad rangeliana, hace rato que no tienen agua, luz, alimentos,
medicinas, repuestos de vehículos, baterías, cauchos; y les sobran colas,
desempleo, robos, secuestros, asesinatos. Un cambio de clave es muy urgente, con
repotenciada imaginación para cifrarla y blindarla, permitiendo mayor seguridad
en las puertas de progreso, y resguardadas estas de arrebatones extendidos por
tres lustros y medio. Las claves deben cambiarse cada seis meses, como máximo.
El poder de la paciencia y la desobediencia civil, fueron armas imbatibles en la historia de Ghandi y Mandela. En Venezuela tambien ocurrió, con los votos masivos del 6D. La clave ahora es saber capitalizar ese triunfo.
ResponderEliminarAmigo RSANZM hay que demandar a los elegidos, hasta el cansancio, la capitalización de ese triunfo con nuevos pertrechos que produzcan renovadas esperanzas de democratización y progreso. ¡DILE NO AL YUGO!
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