DOMINGO 7: “Secuestro Exprés”
Los cambios aplicados en evaluación de la educación
oficial obligatoria de República Bolivariana (“RB”) –quizás con piadosa
intención pero dolorosos resultados– han coincidido con un mayor número de
alumnos que salen de aulas públicas, sin formación de utilidad social. A su
vez, el aumento de miembros de pandillas juveniles de malhechores, y el
acrecentamiento de robos, asesinatos, sus modalidades, horas y lugares para
atentar contra las personas y sus bienes, penetrando inclusive a organismos
policiales de supuesta defensa ciudadana.
En consecuencia, la expansión de la red de cajeros
automáticos a nivel de calles, ocurrida en los 16 años que lleva de fundación
la “RB”, también se presta para incorporar al atraco fácil a los más
inservibles de esas promociones apuradas de noveno año de “escuela básica”.
Cuando la soledad o la oscuridad llenaron las cercanías de aquellos
dispensadores de dinero, entonces apareció la oportunidad prolongada de
acciones delictivas no conocidas antes, destapando el botín del “secuestro
exprés”, con tela suficiente para montar la taquillera película nacional de
2005, del mismo nombre.
El “secuestro exprés” viene operando en “RB” en
diferentes bandas, siendo otra de ellas de mucha crueldad comprobada, la
ubicada sobre la educación tutelada por el estado mediante cambios a la
evaluación tradicional, para quitarle peso al esfuerzo de estudiar, de aprender
fundamentos de una vida de bien orientada a profundizar conocimientos, al
trabajo honesto, y al respeto a sí mismo y a los demás. La condición de
“aplazado” o “repitiente” fue desapareciendo, con normativas para hacer un
examen idéntico tantas veces como necesarias, hasta que cualquier alumno
acreditara el logro de un objetivo parcial, sin necesidad de demostración posterior
de contenidos acumulados. Por ejemplo, se escribiría la “a” y sucesivas letras
después, en solitario, sin probar nunca que se entendía el abecedario completo.
La educación informal igualmente cayó víctima del
“secuestro exprés” a partir del 2000, con la prédica del Presidente de la
República, utilizando todas las emisoras de radio y televisión, y según la cual “robar por hambre no es pecado”. Desde ese instante, el hambre
penetró los diferentes recovecos del régimen como perdón redentor de la
corrupción, y la anulación de su castigo se extendió al sistema judicial
garante del cumplimiento del pensamiento de su primer comandante. La “RB”,
junto a sus regentes del imperio de Raúl y Fidel Castro, de repente se
convirtió en la mayor coalición de hambrientos del mundo entero.
La fase complementaria de “secuestro exprés” de la
educación formal, totalmente inoperante ya para contribuir a la capacitación
indispensable del relevo poblacional, se hunde ahora en la pretendida
obligación del uso, comenzando en la etapa inicial, de cartillas de
ideologización comunista copiadas de la dictadura cubana. Aunque milagrosamente
despareciera el “Salvajismo Siglo XXI”, el país tendría dificultades gigantescas
para reponerse del acoso delictivo, antes de crear a mediano y largo plazo las
fuentes estables de empleo para mano de obra calificada o falta de ella;
superar las flaquezas severas para seguir estudios técnicos o universitarios;
erradicar la impunidad en tribunales y cárceles; y mejorar la acción disuasiva
y combativa de los organismos policiales.
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