DOMINGO 7: RESACA
Después de Febrero
2014 la vida no vuelve a ser igual en República Bolivariana (“RB”). Estudiantes
en los estados universitarios de
Táchira, Carabobo, Zulia, Mérida, Bolívar, Anzoátegui, Nueva Esparta, Lara,
Aragua y Distrito Capital, aunque con trágico saldo de muertos, torturados, heridos,
y encarcelados, mediante valientes protestas estarían intentando derrumbar la
verdadera e inmensa gran “guarimba” levantada y blindada por el régimen. Los
más jóvenes han optado por una riesgosa resistencia, para impedir el bloqueo
total a importantes libertades ciudadanas.
Las “candelitas”
estudiantiles descalificadas así para arremeter contra ellas con armas de guerra camufladas, y bandas
paramilitares, sin embargo se mantendrían como atrevidas refriegas en defensa
de sustanciales derechos perdidos o en riesgo de desaparición. Estos muchachos
inmortalizan a su generación al enfrentar a pecho limpio el incendio y
destrucción de un país entero, provocados desde 1998 por allegados al dominio
privado de Raúl y Fidel Castro, consentidos por reconocidos vendepatrias del
lugar.
Una simple resaca, quizá de “botellón a la española” en primavera, sería
todo lo que miran ahora quienes ya aspiran a recobrar su mayor felicidad,
limitada a vías despejadas de inoportunos retrasando el tránsito de
automóviles. Atrofiados sentidos habrían unido a algunos opositores con la
totalidad oficialista, al ignorar cruzados de brazos la propia guarimba
judicial de barbarie superior que desconoce inmunidad a la diputada Maria
Corina Machado, encarcela al dirigente Leopoldo López, destituye a alcaldes en
violaciones constitucionales reiteradas, criminaliza la protesta, y deja morir
a Iván Simonovis. La misma que permitió escapar al asesino de Adriana Urquiola,
pero detiene al instante a quienes actuaron en defensa de agresiones verbales a
una mujer, a cargo del hazmerreír reciente perdedor de la alcaldía de Baruta.
Como lo cantaría Joan Manuel Serrat: “Y
con la resaca a cuestas, vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su
riqueza y el señor cura a sus misas...” Para los que ya celebrarían el
aplastamiento brutal de las protestas de
2014, vencida la contraparte, se despejaría el freno puesto a otras portentosas
“guarimbas bolivarianas” que seguirían su curso, habilitadas con superpoderes
vigentes. Recrudecería el desabastecimiento de alimentos, medicinas, repuestos,
y materias primas. Aumentarían bloqueos al poder adquisitivo del pueblo con el
alza de precios de artículos de primera necesidad, la devaluación, la falta de divisas
para remesas a familiares, compras y viajes indispensables al extranjero. Regresarían
a la vez las aniquiladoras barricadas a libertades esenciales con las comunas, controles a la
educación, quiebra de medios informativos, y candado a la expresión sin
mordazas ni bozales. La tiranía enclaustraría diálogos, y negociaciones que no fueran en su exclusivo
provecho.
Demasiados bofetones y puñaladas traperas en reserva amenazando a la
convivencia, la paz y la reconciliación, impedirían predecir una retirada general
a dormir en el supuesto de solo una incómoda “resaca a cuestas”. Con claridad cierta, la impresión actual es que se
podría acompañar al cantautor en su estrofa de “Gloria a Dios en las alturas, recogieron las basuras de mi calle, ayer
a oscuras...” hasta ahí quedaría bien sin anticipar que “el sol nos dice que llegó el final”, y menos
aún que “por una noche se olvidó que cada
uno es cada cual...” Definitivamente, no ha habido fiesta, tampoco resaca,
aunque sí cenizas reacias al viento mientras prevalezca el totalitarismo traído
de Cuba.
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