DOMINGO 7: VACÍOS
La triste estampa de la escasez prolongada
en lo que va de 2014 en República Bolivariana (“RB”), tal vez representa
igualmente la desesperanza ya quinceañera que la origina desde 1999, y del vacío por falta de un futuro mejor como
la tragedia del delincuente juvenil reincidente. La fecha encuentra a un pueblo entero que
padece efectos de armamentos “solo-mata-gente” traídos desde la dictadura
castro-comunista-cubana, por agentes infiltrados y usurpadores de la
nacionalidad de la cual medran, violentando límites de pacientes ciudadanos bastante hartos de abusos.
La Isla y su “estado dependiente
asociado suramericano”, en busca de un destino común a pesar de las riquezas
encontradas en esta colonia, se anudan en la escasez de agua, luz, pan, azúcar y otros alimentos,
medicinas, ropa, papel sanitario, de periódicos, artefactos eléctricos, de
divisas para materias primas, repuestos importados, viajes privados, y otras bisuterías
del mundo capitalista aunque de
producción masiva en China y Rusia enterrando escrúpulos ideológicos. Sin
embargo, “RB” se lleva el trofeo por sus altísimos niveles de criminalidad y
hechos violentos en las calles, incomparables con gobiernos anteriores de
cualquier época.
El vacío bolivariano resulta palpable hacia
adentro en el incansable despilfarro de los ingresos petroleros que generarían
mejor calidad de vida en “RB”. Mientras tanto, nuevos ricos del régimen
aumentan fortunas en bancos extranjeros, propiedades acumuladas mediante
testaferros, y otras aún pendientes del “blanqueo” necesario para disimular el
atraco. Paralelamente, el petróleo sale hipotecado a deudores que no sueltan
plata sin prenda, y lo revenden fácilmente por fuera con ganancias extras. Para
completar el absurdo, son varios los países extranjeros a los que se les regala
el petróleo, y provocan más frustración porque sí lo han aprovechado en llevar
felicidad a sus pueblos.
La Memoria y Cuenta 2013 -fatalmente vacía- se ganó
los aplausos forzados de comparsas tarifadas, en grito tempranero de carnaval
negro para opacar el propio día del maestro y de la educación atropellada. El
bloqueo contundente al futuro de todos para el beneficio de los vociferados
revolucionarios bolivarianos, continuará a cargo exclusivo de “educadores”
obligados a transmitir valores decadentes de una ideología fracasada, apoyados
en textos adulterados para imponer la moral de mayor conveniencia. El fin sería
la justificación de la violencia de las armas y con ella la aceptación de la
muerte en el barrio como suceso común; arriesgarse a las invasiones antes de pasar a ocupar
viviendas defectuosas de las que nunca serán propietarios; esperar en largas filas
por raciones de alimentos, medicinas y atención asistencial, pero solo a cambio
de apoyo a los verdugos manifiestos, bajo la vista vigilante de “comunas”
autorizadas de oficio para repartir favores o persecuciones.
La destrucción programada en el “Plan de la
Patria” se afianzaría en un peligroso vacío del derecho a la información, adelantado con el cierre de
canales de televisión o la compra “ajuro” de ellos, el acoso a radioemisoras y
periódicos con exclusiones del presupuesto publicitario y racionamiento forzado
de papel para rotativas y otros insumos. Más recientemente con amenazas
represivas a través de un despacho de “redes sociales”, quizás para emparejar
con países donde los usuarios no tardan en conseguir la burla a tales intentos.
Les alienta la impunidad del apagón de la verdad sobre la enfermedad, agonía y
muerte del anterior mandatario, del que ni siquiera se difundió la partida de
defunción. Esperan repetir con descaro mentiras similares a la fotografía en
cama, acompañado de dos de sus hijas en Cuba, leyendo una edición del
periódico “Granma”, y a la usanza de las
“fe de vida” de cualquier secuestrado, como él lo fue a todas luces, hasta el
final. La crueldad también puede ser
igualitaria.
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