DOMINGO 7: Plaga de cangrejos
Cuentan
que el Dios del Viejo Testamento,
lejos de la prédica del amor en la
Biblia de más tarde, un día envió una plaga de langostas al faraón de Egipto: “Y cubrirán la superficie de la tierra, de modo que nadie
podrá verla. También comerán el resto de lo que ha escapado, lo que os ha
quedado del granizo, y comerán todo árbol que os crece en el campo. Y llenarán tus casas, las casas de todos tus siervos y las casas de
todos los egipcios, algo que ni tus padres ni tus abuelos han visto
desde el día que vinieron al mundo hasta hoy.”
Poco imaginarían los impíos de la
democracia en 1998, enloquecidos con ídolos falsos, que aquel desenfreno de
“notables”; dirigentes y comandantes sin tropas; periódicos, emisoras de TV, radio
y periodistas “progres”; y de una clase
media con ingresos consumidos en borracheras del “ta-barato-dame-dos”, en
conjunto provocarían una reposición del ataque de plaga, pero esta vez de
cangrejos malnacidos, sembrados en la propia médula de una República
Bolivariana (“RB”) por venir y, por supuesto, en marcha retrógrada de
destrucción, siempre hacia atrás. Pasados quince años, sin limpiar sus pecados,
los muchos sobrevivientes arrepentidos apenas atinan a hacer un coro tímido y deshonroso, a la protesta sostenida por la
mitad del país con reservas extras para resistirse al yugo.
Lo peor del ataque desalmado de los cangrejos llega
en 2014, tras la malversación de los ingresos petroleros de un pueblo entero,
los más altos y de mayor duración de la historia, buscando reponerlos ahora con
medidas radicales en contra de los que viven adentro. Hacia afuera no se
anticipan reducciones en el chantaje del que se beneficia el castro-comunismo-cubano
–adoptado como instancia superior dirigente en razón de la subordinación de
estado dependiente asociado–, tampoco en remesas y regalos a otros países
desacreditadamente parásitos; pagos de descomunales e ilegales endeudamientos;
sobreprecios por armas de fuego inútiles, equipos, obras y servicios
públicos; desvío de divisas a empresas
de maletín, y las formas más originales de corrupción desmedida en distintos
niveles de la administración gubernamental.
El totalitarismo bolivariano decreta el cierre de
las investigaciones y de carreras profesionales en universidades autónomas, las
cuales llegaron a merecer prestigio internacional, y obtener colocaciones
mundiales para sus egresados. Las nuevas generaciones solo tendrán opción a
emigrar a centros doblegados que dan prioridad al adoctrinamiento, y garantizan
la adhesión automática al régimen, así como la contratación a cambio de
militancia incondicional. Para que no haya comparaciones indeseables,
igualmente se impide que los ciudadanos viajen libremente al extranjero, o
puedan acudir a instituciones de fuera, o abastecerse de recursos particulares
para el crecimiento personal, o simplemente disfrutar como turistas de la paz,
y vencer la inseguridad local.
Esta gran devastación de la plaga de cangrejos
envilecidos –que acaba fe y esperanzas en “RB”–, hasta borraría de la mente
colectiva el lema de “el cielo es el límite”, con el que se le daba aliento a
la gente con deseos de superación, de progresar en los estudios, en el trabajo,
mejorar el nivel cultural, movilizarse socialmente, viajar, tener la propiedad
de una casa, y una calidad de vida superior en todos los sentidos. El arrase
que castiga primero a los sectores de menores recursos se materializa en
escasez generalizada, racionamiento, colas, consumos de supervivencia, empleos
con sumisión obligada, alquiler de viviendas a medio hacer y atención de salud
con métodos de primeros auxilios y remedios inciertos. Pero nada de gratis,
todo se pagaría bajo estricto mandato, comprometiendo apoyos a cualquier
arbitrariedad o abuso de autoridad para mantener la dictadura del régimen. El
guión completo de miserias causadas por cangrejos de la misma familia se
encuentra en “El hombre que amaba a los perros”, del escritor cubano Leonardo
Padura, quien relata la opresión todavía campante en su isla natal.
Observo una aparente paradoja, en la sinuosa politica del gobierno socialista XXI castro-comunista, de poner todas las trabas imaginables para desestimular a los viajeros y en cambio permiten, "no querer queriendo", la cada vez mayor fuga de recursos y talentos que constituyen el mas importante capital con el que cuenta el pais y que están emigrando en
ResponderEliminarbusca de mejores horizontes. Exactamente al estilo de Cuba, en los primeros años de la fracasada revolucion castrista. Raul Sanz Machado
Inicialmente contaron con la sorpresa e ingenuas simpatías cómplices, el silencio en esta cruel reposición quedará registrada como vil complicidad.
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