DOMINGO 7: La última Navidad


Hay que comenzar por preguntarse qué ganancias dejaron a las dictaduras comunistas de la Unión Soviética y de Cuba sus prohibiciones de las celebraciones públicas de las Pascuas, desde la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo hasta el día de Reyes inclusive.  Lo que perdura en el recuerdo son  décadas de abuso, en uno y otro sitio, causando heridas profundas en las creencias cristianas de sus pueblos,  y persecuciones a gente inocente, por solo ser diferente a los encumbrados casualmente, y con poder indiscriminado de represión.

Las últimas Navidades de aquellos países vienen al caso ahora en República Bolivariana (“RB”) por los parentescos con el llamado “Comunismo del Siglo XXI” según lo bautizó el propio iluminado Fidel Castro, y las afinidades que se derivan del estatus bolivariano de “Estado Dependiente Asociado” (DEA) de la antigua tiranía del mar Caribe. Aunque el retoño de la fe cristiana logró vencer a aquellas restricciones al día de hoy, en la “RB” se puede temer cualquier retroceso mayor, de acuerdo con las arbitrariedades que se le conocen para imponerse a la fuerza ante la inminente pérdida del respaldo de la mayoría. 


No sería precisamente el respeto a las libertades lo que podría esperarse en “RB”, después de constatar la antesala de las elecciones del 8-D que han revivido y puesto a millón al arrebatón. Se ha cumplido la orden de acoso a tiendas de diversas mercancías bajo la excusa de “inspecciones”, imposición de reducciones de precios, y de ganancias pero no de pérdidas, con el consecuente cierre cantado de negocios pequeños y despidos de empleados, añadidos al desabastecimiento, sin medir previamente esas elementales consecuencias. Todo sería parte de un tsunami “caza-bobos” para descubrir supuestos autores de una “guerra económica”, pero que solo mostraron el pelero de beneficiarios de grandes sumas de divisas que reparte el mismo gobierno a su antojo. 

Un vagón de “Metro -en retroceso y a toda velocidad- tal vez representaría lo que se podría esperar como saldo de los recientes superpoderes a cargo del ejecutivo para entrometerse en distintas materias, tomando en cuenta la muestra anterior. Este “Comunismo del Siglo XXI” sigue sin enterarse de las correcciones políticas del “Glasnost” y de la “Perestroika” que facilitaron a la Unión Soviética el tránsito hacia un mundo de menores regulaciones y mayores derechos, indispensable para su progreso. Tampoco le han instruido sus jefes comunistas cubanos, del porqué de las aperturas insuficientes aunque imperativas en la isla caribeña, si desearan parar sufrimientos de sus habitantes.

Hace nada, la prensa recogió que “El sociólogo alemán Heinz Dieterich, quien acuñó el “Socialismo del siglo XXI” para el proyecto del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, dijo que ve con preocupación el rumbo “caótico” que ha tomado el gobierno del ahora presidente, Nicolás Maduro”... “Maduro no está a la altura de las necesidades que exige el cambio del modelo en estos tiempos”, indicó y dijo que cree que Maduro sufre de falta de “trasfondo cultural” y se equivoca tratando de “vestir con la ropa de Chávez”. En Cuba comunista, la Navidad fue prohibida por decreto gubernamental en 1969. Desde entonces, nunca más se permitió su celebración hasta 1997. De no cambiar las cosas en “RB”, el destino pareciera tristemente predecible. 

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