DOMINGO 7: Pum...Pum



A una navidad a la inversa, que no para en todo el año, pareciera amenizar el estribillo de Pum...Pum -en macabra degeneración del famoso “Tun-Tun”- que sonaría a la par de fogonazos y relámpagos de armas de fuego, en reemplazo de los juegos pirotécnicos de cada fin de año.  Una enloquecida violencia sin origen preciso, pero enlazada a un consumo de drogas y  tráfico armamentista en complicidad eventual de autoridades policiales y militares, haría improbable identificar a victimarios pero si a las víctimas, inocentes en su mayoría, en las listas de las morgues a donde ingresan sus cadáveres.

Peor todavía, se dan casos en los que se impediría a la verdadera “Gente de Paz” protegerse con ese popular “santo y seña”, porque le ha sido arrebatado con desfachatez por quienes deberían atender la indefensión de las familias honradas. Más bien, a estas las sorprenderían con balas que perforan sus cuerpos, cayendo inermes, aunque después se esconden responsabilidades tras “lamentables errores”.


"Me dijeron: así era que te quería agarrar. Arrodíllate que te voy a matar. Traté de liberarme de eso, pero escuché que habían herido a Zoe. Lograron tirarme al piso y darme patadas", narró. Dubraska López, también hermana de la fallecida, manifestó que su familia implora la justicia: "Deja a tres huérfanos que preguntan por su mamá todos los días". Zoe López fue herida el 15 de julio pasado, cuando viajaba junto a otras mujeres y su hermano hacia la Alta Guajira en un camión Tritón. Tres balas hirieron gravemente el pecho de la mujer, a tal punto, que le atravesaron las costillas derechas y el hombro. De levantar el fusil en contra del pueblo acusan a dos tenientes. (Diario “La Verdad”, Maracaibo, Julio 28,2013)

Según publicó el 5 de julio el diario de Falcón, “La Mañana”, la ciudadana Luimina Pacheco de Pérez (45) y una de sus hijas morochas, María Gabriela Pérez Pacheco (15) murieron abaleadas la noche de este jueves en un hecho calificado por los habitantes de la parroquia Las Calderas como "masacre"  y de la que hacen responsables a efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana que se equivocaron de objetivo. Testigos aseguran haber visto a los guardias entrar en shock cuando, después de dispararle al Chevrolet Corsa plateado, abrieron las puertas y descubrieron que no eran hombres los que estaban adentro, sino cuatro mujeres, entre ellas una adolescente que histérica, gritaba "mi familia, mi familia". Testigos aseguran que los guardias eran entre 20 y 25, andaban en motos y portaban armas de diferentes calibres.

El 11 de Julio de 2013, “El Nacional publicó que “El muchacho dijo que fueron dos soldados que lo agarraron y lo maltrataron y le dieron a tomar combustible. Necesitamos justicia por nuestro sobrino. Esto no puede quedar impune”, dijo la mujer quien reconoció que su sobrino era pimpinero. “Si, eso no lo vamos a negar. Él estaba descargando una pimpina de gasolina pero él no es el único. El mismo gobierno se encarga de esa corrupción y por qué hicieron eso con un muchacho que apenas tiene 24 años de vida. Deténganlo o pónganlo preso pero no que lo maltrataran como lo hicieron”, agregó. Según trascendió, el cuerpo del joven tendría quemaduras y laceraciones en el cuello y tórax.

El 8 de Agosto de 2013, “Ultimas Noticias” recogió que los parientes de Anderson Jesús Oliveros Rojas contaron que pasada la media noche, cuando se desplazaban por una calle escucharon unas detonaciones y se percataron que unos militares a bordo de un vehículo Tiuna les estaban disparando. Pararon la marcha, pero ya era tarde. Oliveros Rojas había recibido un mortal disparo en el cuello. Coromoto Rojas, madre del estudiante fallecido, se mostró consternada y exigió justicia por lo que consideró una acción desmedida de parte de las autoridades. Amigos del universitario señalaron que el vehículo Ford, modelo Fiesta, presenta varios impactos de proyectiles y criticaron los magros resultados del Plan Patria Segura. 


 

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